POLITICA
las dos caras del ex jefe de gabinete

Alberto Fernández, entre el amor y el odio a sus ex jefes

Tras su renuncia, intercala críticas y elogios al matrimonio presidencial. Aunque Kirchner lo ningunea, él lo defiende. ¿Síndrome de Estocolmo político?

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| Cedoc

Desde que se fue del Gobierno, Alberto Fernández, el ex jefe de Gabinete mantiene una relación amor-odio con el kirchnerismo. Por lo bajo se encarga de criticar sin piedad a su ex jefe, Néstor Kirchner, dice que "tiene alteraciones psicológicas graves", pero en público lo elogia como hizo hoy, en el partido de Vicente López.

Fernández, que llegó para inaugurar la sede de la Primera Sección Electoral del espacio político "Convocatoria Kirchnerista", reivindicó el carácter de "estadista" de Kirchner: "Es un hombre que sabe leer lo que la gente quiere", subrayó y se autoproclamó "kirchnerista ortodoxo", en respuesta a quienes lo califican como "kirchnerista crítico", informa la agencia de noticias DyN.

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Ante casi medio millar de asistentes, Alberto F. opinó que aún resta mucho por hacer en la Argentina, aunque destacó los logros de la gestión Kirchner. "Si pudimos hacerlo a partir de 2003, ¿cómo no vamos a poder ahora?", preguntó en forma retórica y agregó que mientras haya "un solo pobre en la Argentina nuestro objetivo no estará cumplido", en línea con los últimos discursos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Síndrome de Estocolmo político. A pesar del maltrato político que le propina Néstor Kirchner, en público Alberto Fernández sólo tiene palabras de afecto con él. La última jugada del ex presidente contra Fernández fue hacer pública su intención de apoyar a Jorge Telerman en las elecciones legislativas de 2009.

Telerman, quien ante las cámaras de Perfil.com brindó junto a otros ex K por el renunciamiento de Fernández, sería el candidato del oficialismo, aunque algunos leen la movida como una chicana al ex jefe de Gabinete. A pesar de todo, de que lo critican, ningunean y hasta desprecian, él responde con gestos amistosos, como lo hacen quienes padecen el síndrome de Estocolmo.