Al otro día de su asunción, Mauricio Macri recibió a Daniel Scioli y a Sergio Massa, principales competidores de la elección presidencial de 2015. Buscaba gobernabilidad y aliados (lo terminó consiguiendo con el último) para su futuro gobierno. Sin asumir, Fernández también busca ampliar los consensos para los primeros meses de gestión y mostrar una apertura que no tuvo el kirchnerismo.
En este marco, se reunió con dos dirigentes que no lo acompañaron en la campaña. El miércoles recibió en sus oficinas de Puerto Madero al ex presidente Eduardo Duhalde, quien apoyó la candidatura presidencial de Roberto Lavagna. El bonaerense había sido muy crítico de Cristina Kirchner con quien terminó peleado políticamente, pero tampoco descartó reunirse en algún momento con la vicepresidenta electa. “Me ofrecí a ayudar a Alberto Fernández desde cualquier lugar, no quiero ningún cargo”, dijo sobre la reunión del miércoles. Y, en declaraciones en FM Futurock, prometió: “Aportar la experiencia que uno tiene para sostener estas grandes coaliciones. Yo tenía dudas antes de la reunión, pero él me las ha sacado, así que estoy muy contento”.
Tampoco hubo un ofrecimiento de un cargo para el radical Ricardo Alfonsín, con quien se reunió el viernes. El nombre del dirigente había circulado para ocupar la Oficina Anticorrupción, algo que él mismo negó. En el encuentro en el departamento del presidente electo, ambos hablaron de “la necesidad de inaugurar una etapa de cooperación y de diálogo no solo de la política, sino también entre los sectores económicos y del trabajo”, detalló ex diputado.
“Me alegró encontrar al mismo Alberto Fernández que había conocido antes, cuando estaba en el llano y no era presidente electo”, dijo Alfonsín. También hubo un compromiso de trabajar para que la Unión Cívica Radical “asuma una actitud no solamente de cooperación desde las ideas propias”.
Antes del encuentro, Fernández habló con radio Colonia en donde pidió la liberación de los ex funcionarios kirchneristas que continúan detenidos porque “están mal detenidos en la mayoría de los casos”, y los definió como “presos arbitrarios”, y no como presos políticos.
“Un preso político es una persona que fue detenida sin un proceso; en la Argentina lo que hay son detenidos arbitrarios, que es otra cosa, es gente que podría soportar sus procesos en libertad, pero los detienen porque son opositores”, dijo Fernández.