Aunque Alberto Fernández les pidió silencio a los propios para que el conflicto interno sobre los detenidos kirchneristas no escale, estas diferencias resurgieron ayer a través del canciller Felipe Solá y el ex ministro de Planificación Julio De Vido, quien cumple prisión domiciliaria.
El funcionario insistió en señalar que en Argentina no hay presos políticos y detalló que “hay presos que la Justicia podría no tener presos, pero es una decisión del Poder Judicial, un poder independiente del Ejecutivo. Hay casos de encarcelamiento que no están en debido proceso y están presos por su relevancia. Pero los presos políticos son aquellos opositores a los que se pone en la cárcel para hacerlos callar o sacarlos del juego político”. Felipe Solá se sumó así a la posición del Presidente sobre los detenidos del gobierno kirchnerista en los últimos años, que esta semana replicó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
“Para nosotros no hay presos políticos, lo que sí hay son detenciones arbitrarias”, había dicho el jefe de ministros provocando el primer cruce de la semana con la respuesta de la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, quien le contestó: “No tengo ninguna duda de que Milagro Sala es una presa política”, dijo la funcionaria que, como abogada, defendió a la líder de la agrupación Túpac Amaru.
A mediados de enero, cuando el propio Presidente habló de detenciones arbitrarias, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro fue el encargado de señalar que “Milagro Sala lleva cuatro años detenida, no queremos más presas y presos políticos en Argentina”. En 2018 su líder política, Cristina Kirchner, también había asegurado que la dirigente era una presa política, y el año pasado apoyó y pidió su libertad en una “Argentina sin Estado de derecho”.
De Vido, quien ya había arremetido contra Cafiero, ayer le contestó a Solá: “¡¡¡Cafierismo tardío!!! Señor secretario de Agricultura de Menem, te recuerdo, querido Felipe, que vos eras gobernador de Buenos Aires cuando la Bonaerense mató a Kosteki y Santillán, crimen que está impune políticamente”.
Ayer, Fernández pidió dejar las declaraciones públicas para que la discusión no escale y desactivó la contestación que iban a hacer algunos dirigentes del PJ bonaerense apuntando a la vicepresidenta. “El problema con De Vido comenzó en marzo de 2017, cuando Cristina no evita que lo desafueren porque estaba en campaña electoral”, dijo uno de ellos a puertas cerradas. Otro funcionario agregó: “De Vido se equivoca de ventanilla de reclamo, que le apunte a la ex presidenta, que fue la que le soltó la mano”.