La sola palabra hacía titubear a funcionarios. Fue quizás con la inseguridad el término tabú del kirchnerismo. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se esmeró por ocultar y maquillar todos las mediciones de pobreza.
Las excusas, durante la década K, fueron variadas e insólitas. Las principales espadas mediáticas del kirchnerismo como el exjefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el exjefe de la AFI, Oscar Parrilli, ensayaban insólitas justificaciones sobre la pobreza. "No es una estadística o un número", explicó el exsecretario General de Presidencia.
El 8 de junio de ese mismo año, la expresidenta aseguró en una reunión de la FAO que la pobreza en la Argentina "está por debajo del 5 por ciento y la indigencia en 1,27 por ciento", a pesar de que no se contaban con estadísticas oficiales desde hacía casi dos años. La propia exmandataria había señalado en 2013 en Casa de gobierno que “cuando uno escucha hablar de pobreza, yo los invitaría a que conocieran Haití. No hace falta llegar al país para ver la pobreza, se ve desde el avión”.
Fernández fiel a su estilo fue más allá y aseveró que "Alemania tenía más pobres que la Argentina al comparar los informes de la Statistischen Bundesamtes, organismo estadístico de ese país".
"¿Alguien levantó la mano para decir que no era cierto el dato? Ahí están los que hacen de verdad los cálculos en el mundo", lanzó Fernández al justificar el 5% de pobres que había comunicado Cristina ante un organismo de la ONU. "Y sí [tenemos menos pobres que Alemania], aunque no te guste y te cueste aceptar. Es cuestión de meterse a la base de ellos", insistió para rematar que "sino no seríamos reconocidos por FAO, que no se deja engañar por números de los institutos de estadísticas de los países".
El entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, abordó el asunto con dudas y con una definición poco académica: "Cuántos pobres hay es una pregunta bastante complicada. Yo no tengo el número de pobres, me parece que es una medida bastante estigmatizante", dijo el 26 de marzo de 2015. "Definir si un número más o menos me define cuál es la cantidad de pobres... no es la tarea del Gobierno la cantidad. La tarea del Gobierno es ocuparse del hombre y de la mujer de carne y huesos con sus hijos, de un país federal, que tiene que encontrarle respuesta a su gente", agregó el exministro.
Diez días después, Norberto Itzcovich, exdirector del INDEC, organismo encargado de elaborar y difundir el índice, sorprendió a todos al decir que "no resulta fácil definir qué es la pobreza".
El punto máximo del descalabro tuvo fecha: el 23 de abril de 2014, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) resolvió discontinuar la elaboración y difusión del indicador de pobreza e indigencia, aduciendo "severas carencias metodológicas".
La veracidad de la información del INDEC ya estaba seriamente cuestionada desde enero de 2007, cuando comenzó a alterarse la elaboración del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que, además de marcar la inflación oficial constituía uno de los principales insumos de otras estadísticas.
Enseguida surgió un informe veraz que iluminó la pobreza que el kirchnerismo buscaba esconder. El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), informaba que en el cuarto trimestre de 2013 la pobreza alcanzaba al 27,5 por ciento de la población, en tanto desde la CGT moyanista se aseguraba que en segundo semestre había trepado al 30,1 por ciento.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, salió a descalificarlos: "es un absurdo pensar en los índices de pobreza que se publican desde la Universidad Católica Argentina (UCA), el instituto que preside Claudio Lozano y los que plantea Graciela Bevacqua", sentenció.
Durante una cadena nacional en 2015, la exmandataria admitió que había sido "pobre". Pese a recordar sus orígenes, no se inmutó para ocultar durante años a millones de argentinos a los que no le llegó la década ganada.