Es cierto, los cables de la embajada estadounidense filtrados por WikiLeaks parecen confirmar que Scioli mantiene el mismo discurso en público y en privado. Pero que el gobernador bonaerense tenga un discurso coherente, valiente y leal, como dice su jefe de Gabinete, es discutible. Más bien, parece oscilar entre la defensa acrítica del proyecto kirchnerista y los gestos de disgusto, victimización y diferenciación del gobierno nacional.
En junio de 2008, en pleno enfrentamiento entre el gobierno de Cristina Kirchner y las patronales del campo, Scioli ofreció una muestra de su estilo amplio y cambiante cuando dio vuelta su discurso ante la embajada en apenas veinte días. Primero, según un cable, fue un entusiasta defensor de la posición del gobierno y hasta dijo que la disputa agrícola formaba parte de un “debate” sobre la distribución de la riqueza que la sociedad “puso sobre la mesa” gracias al “éxito económico” del modelo K. Pero veinte días más tarde, otro cable de la embajada dice que Scioli, amable pero disgustado, “se negó a defender al gobierno”, tomó distancia y señaló que la pelea lo dejaba mal parado con sus “electores”.
Según un cable fechado el 19 de junio de 2009, Scioli se reunió el 5 de junio de ese año con el entonces embajador Earl Anthony Wayne, el entonces gobernador de Alabama, Bob Riley, y una delegación de empresarios de ese estado de visita en la Argentina. (...) El escrito no dice dónde tuvo lugar la reunión, pero asegura que Scioli, bromista y bien predispuesto, defendió sin medias tintas la decisión del gobierno nacional de aumentar las retenciones a las exportaciones agrícolas, que había derivado en un fuerte enfrentamiento político con representantes de productores rurales. (...)
Scioli sugirió que el conflicto con el “campo” terminaría pronto porque era demasiado perjudicial. Scioli observó una tendencia argentina a politizar y escalar problemas antes de llegar a soluciones. Reflexionó que el discurso respetuoso de los candidatos demócratas estadounidenses durante la última campaña contribuyó a tranquilizar al público. Tanto Scioli como Atanasof mencionaron la importancia de la recuperación de la crisis económica de 2001 en la Argentina y cómo el éxito económico a partir de 2001 pone hoy sobre la mesa el debate acerca de la distribución de la riqueza y los recursos. Muy distinta fue la postura de Scioli apenas tres semanas más tarde, el 26 de junio de 2008, cuando recibió en la sede de la Gobernación en La Plata al entonces gobernador de South Carolina, Mark Sanford, quien llegó acompañado por el encargado de Negocios de la embajada en aquel tiempo, Tom Kelly. El cable muestra a Scioli comprensivo con la posición de las patronales del campo y enojado e impaciente con el gobierno nacional. Scioli comenzó su reunión con Sanford, que tuvo lugar en sus oficinas en la capital provincial de La Plata, señalando que el país estaba enredado en un “cara a cara” entre el gobierno nacional y el sector agrícola, que empezó, según él, “como resultado de las medidas fiscales que el gobierno insistió en implementar”. No defendió la posición del gobierno de la Argentina, sino que observó con amargura que un 93% del territorio de su provincia está ocupado por agricultores y que la soja, el cultivo en el corazón de la crisis actual, es un cultivo importante para muchos de sus votantes. El repentino giro en el discurso de Scioli no pareció tomar por sorpresa a la embajada.
Más bien, los diplomáticos parecían preocupados por el nivel de estrés que aquejaba al gobernador. Según el cable, la “huelga de los granjeros”, o sea, el paro agropecuario, había aplastado el ánimo de Scioli. A pesar de su amabilidad hacia el gobernador visitante, Scioli era un desastre, sudando profusamente, perdiendo el hilo de sus pensamientos, como si no hubiera dormido en días. (...)
Al final, las “fuentes” de la embajada sugieren que el gobernador va a romper con los Kirchner, pero el autor predice correctamente que Scioli hará lo que siempre hace: amagar, quejarse, arreglar y quedarse. Nuestras fuentes opinan que si el sector agrícola no es apaciguado por el nivel de retenciones agrícolas votado en el Congreso, Scioli tendrá que romper con los Kirchner para sobrevivir políticamente. Dada la dependencia financiera de su provincia con el gobierno federal, sin embargo, no está claro que esté dispuesto a dar el salto.
Macri, para frenar a un matón. Mauricio Macri tenía una costumbre: cuando hablaba con funcionarios del gobierno estadounidense, les pedía que hicieran algo con Néstor Kirchner. Hablando en criollo, que le pararan el carro. No sólo eso. Cuando criticaba ante ellos el comportamiento de Néstor Kirchner, Mauricio Macri decía que la Argentina sufría por culpa de los Estados Unidos, porque los líderes de ese país no hacían nada para frenar el comportamiento rudo de Néstor Kirchner.
La serie empieza con un cable del 27 de junio de 2008 relatando una reunión entre Macri y el gobernador de Carolina del Sur, Mark Sanford, que había tenido lugar el día 12 de ese mes, con la presencia del entonces embajador Earl Anthony Wayne y un grupo de asesores del jefe de Gobierno. En esa ocasión, Macri remarcó que Néstor Kirchner estaba completamente loco.
Macri no fue tímido al expresar su desprecio por la pareja presidencial, especialmente por el ex presidente Néstor Kirchner. “(Néstor) Kirchner está completamente loco”, dijo el jefe de Gobierno. (...)
El 6 de agosto de 2008, Macri volvió a quejarse por la supuesta permisividad de los Estados Unidos ante los presuntos desplantes de Néstor Kirchner. Esta vez, lo hizo ante el funcionario del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso estadounidense, Carl Meacham, en un encuentro en el que también estuvo presente el encargado de Negocios de la embajada, Tom Kelly.
La reunión quedó registrada en un cable del 14 de agosto de 2008 firmado por Kelly. Refiriéndose al rampante antiamericanismo de la Argentina, Macri dijo que es alentado por una presidencia que no tiene límites en sus críticas a los Estados Unidos. A esto se suma, según él, el hecho de que la participación de los Estados Unidos en la Argentina ha sido demasiado “pasiva” y poco dispuesta a desafiar directamente las provocaciones de los Kirchner, lo que en última instancia resulta en la percepción de que los Estados Unidos “nunca están”, señaló. (...)
La tercera vez que Macri se quejó de que los Estados Unidos no hacían nada con Néstor Kirchner fue durante una reunión con el entonces subsecretario de Estado para América Latina, Tom Shannon. La reunión, cuya fecha se desconoce, es mencionada por la nueva embajadora Vilma Socorro Martínez en un cable del 12 de noviembre de 2009. (…) En ella, Macri pidió otra vez que los Estados Unidos se hicieran cargo de su responsabilidad de escarmentar a Néstor Kirchner. (...)
Macri dijo que los Kirchner habían logrado alienar a Washington hasta el punto que a Washington no le importaba lo que la Argentina (a diferencia de Brasil o Chile) tenía para decir sobre cualquier cosa. La embajadora intentó desalentar esa idea de Macri, argumentando que Washington sigue plenamente comprometido a profundizar y fortalecer las relaciones con la Argentina. (...)
En su comentario final, la embajadora no ocultó el desagrado que le había causado Macri. Dijo que Macri se quejaba de Kirchner, pero que él era igual de arrogante y maleducado. Martínez tildó de “poco realista” el deseo de Macri de que los Estados Unidos “reprocharan en público” las “transgresiones políticas” de los Kirchner. (...)
Más allá de las diferencias, el 28 de enero de 2010, Martínez agasajó a Macri y a un grupo de sus asesores con un almuerzo en la residencia de la embajadora. Un cable del 5 de febrero de 2010 registró lo que conversó durante ese almuerzo, incluyendo una nueva “presión” de Macri para que los Estados Unidos se pusieran firmes con los Kirchner. La embajadora volvió a decirle que no lo harían. El tono seco del despacho firmado por Martínez sugiere que el almuerzo no había mejorado su opinión del jefe de Gobierno. (...)
Massa, el que niega que lo dijo. En noviembre de 2009, en una cena en la casa de su asesor Jorge O’Reilly, el intendente de Tigre, se despachó duro contra Néstor Kirchner delante de varios testigos, entre ellos su esposa, Malena Galmarini, y dos diplomáticos estadounidenses, incluyendo a la embajadora Vilma Socorro Martínez. Lo llamó “monstruo”, “psicópata” y “cobarde”. Dijo que “su actitud de matón esconde una profunda sensación de inseguridad e inferioridad”. Dijo que “Kirchner no es un genio perverso. Só- lo es un perverso”. Las declaraciones de Massa respecto del ex presidente aparecen en un cable diplomático estadounidense filtrado por WikiLeaks, fechado el 20 de noviembre de 2010 y firmado por Martínez. “La esposa de Massa se alarmó a tal punto por estos comentarios desinhibidos que él le pidió que ‘dejara de ponerle caras’”, dice el cable.
Según otro cable filtrado por WikiLeaks, la cena en lo de O’Reilly no fue el único contacto entre Massa y la embajada. Además de ese encuentro, Massa se habría reunido con diplomáticos estadounidenses el 4 septiembre de 2009. Llegó “bronceado y bien descansado” al encuentro con los funcionarios, según un cable del 15 de septiembre de 2009 que lleva la firma de quien era encargado de Negocios, Tom Kelly. El cable da cuenta de una larga charla con un amplio temario, que abarcó desde las aspiraciones de Massa de competir por la gobernación bonaerense en 2011, cosa que no sucedió, hasta el conflicto gremial que en ese momento sacudía a la fábrica Kraft en Tigre. Allí Massa justificó, tres veces según el despacho, el despido de 155 operarios que habían participado en la toma de la fábrica. Sin embargo, cuando las críticas de Massa a su anterior jefe político fueron publicadas por primera vez el 29 de noviembre de 2010 por el diario francés Le Monde y el diario español El País, y reproducidas con gran despliegue al día siguiente por los principales medios de la Argentina, Massa negó todo. Consultado por el diario Clarín el 30 de noviembre de 2010, faltó poco para que Massa dijera que no tenía idea de dónde quedaba la embajada ni sabía qué idioma se habla en los Estados Unidos: “Jamás me referí en esos términos a Néstor Kirchner. No tuve charlas políticas con nadie de la embajada de los Estados Unidos. Me gustaría que la embajada me cuente quién habló conmigo, porque yo no estoy enterado. La última vez que fui a la embajada fue para renovar mi visa. Y nada más. Nunca hablé con nadie y mucho menos en esos términos”. De esa forma, además de ser el dirigente que más se ensañó en sus críticas con Kirchner, cuando todavía era parte de su armado político y hasta pocos meses antes había sido jefe de Gabinete de su esposa Cristina, Massa también se convirtió en el primer dirigente de la Argentina –y, que se sepa, el primero en todo el mundo– en desmentir un cable del Departamento de Estado de los Estados Unidos. El cable fue filtrado a través de WikiLeaks a cinco de los diarios más prestigiosos del mundo, que tuvieron una amplia oportunidad de verificar su autenticidad, la cual a su vez fue confirmada por el propio Departamento de Estado. Hasta la entonces embajadora Martínez, que firmó el despacho con las fuertes críticas de Massa, reconoció que los cables eran ciertos, y pidió perdón por el daño causado con su publicación. “Lamentamos profundamente que información destinada a ser privada haya sido difundida públicamente. Lamentamos especialmente la violación que esto implica a la vida privada de muchas personas (...)”, escribió.