Podrá decir que fue una declaración sacada de contexto, que no se refería al juego de cartas, que la dificultad de la partida lo hizo confundir, que los ladridos de su perro Ernesto lo traicionaron, pero lo concreto es que cuando el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quiso verduguear al ex presidente Eduardo Duhalde, al decirle que "es menos diez, como en el chinchón", en realidad le propinó un elogio.
Fue así porque en el Chinchón restar diez puntos es algo bueno, no malo como podría pensarse a simple vista. Las reglas del juego (vealas completas) indican que pierde el primero que acumula 100 puntos, por eso gana el que en cada mano se queda con las cartas más bajas.
En ese sentido, el que corta y se queda sin cartas en una mano resta diez, lo que lo ayuda a fin de cuentas a no escalar en las posiciones que llevan a la derrota. Las reglas marcan que "el juego termina cuando un jugador quede con una cantidad de puntos igual o inferior a -100 y el resto de los jugadores haya superado los 100 puntos, o se hayan retirado".
En definitiva, Aníbal, sin quererlo, le tiró buena onda a su ex jefe político, Eduardo Duhalde, lanzado en campaña para 2011.