Los gobernadores se comprometieron a aprobar la reforma previsional el lunes. El bono de compensación que anunció la Casa Rosada para los jubilados era el gesto que esperaban los caciques provinciales y sus diputados para evitar pagar todo el costo político de un recorte para la tercera edad.
La negativa de los diputados peronistas no kirchneristas a dar quórum el jueves se originó en el malestar social creciente y la tensión en las calles que se veía desde el día anterior y que terminó con una represión por parte de las fuerzas de seguridad en los alrededores del Congreso.
Ya lo habían anticipado hace una semana algunos diputados opositores de buen diálogo con el macrismo: “No vamos a votar algo que ni el oficialismo defiende abiertamente”, se quejaban. “Si ellos no la respaldan, menos lo vamos a hacer nosotros”, agregaban.
El senador peronista Miguel Pichetto se lo había pedido en público al macrismo durante la sesión en la que le dieron media sanción. Pero el panorama cambió con la garantía que ofreció el oficialismo. “Hemos llegado a un acuerdo para que los jubilados no pierdan plata”, describió el jefe de la bancada justicialista, Pablo Kosiner.
Los gobernadores aprovecharon un contexto desfavorable a la reforma para reclamar adelantos de coparticipación para el pago del aguinaldo y la incorporación de más obras al presupuesto 2018, que todavía no se aprobó. Lo terminaron de cerrar con los ministros Rogelio Frigerio y Nicolás Dujovne en la cumbre que mantuvieron en el primer piso de la Cámara de Diputados.
El día anterior, cuando se producían los incidentes y se suspendía la sesión, el gobernador de Chaco, Domingo Peppo, anunciaba un encuentro con Frigerio en un despacho de la Casa Rosada en el que acordó la incorporación de “tres rutas para nuestra provincia”.
Los jefes provinciales lograron, además de tratar de evitar el costo político, llevarse más recursos económicos. El salteño Juan Manuel Urtubey y el entrerriano Gustavo Bordet dieron a entender ante Frigerio y Dujovne que fueron los legisladores y no ellos los que tomaron la decisión de no dar quórum y negarse a tratar la reforma previsional, por el creciente malestar social.
Estuvieron, además, el neuquino Omar Gutiérrez, la fueguina Rosana Bertone, la bonaerense María Eugenia Vidal, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, Peppo, el mendocino Alfredo Cornejo y el jujeño Gerardo Morales.
El chaqueño Peppo se encargó de resaltar que los jubilados, con este acuerdo, no van a perder. Y planteó que será necesario conseguir, el lunes, la mayoría para aprobar el pacto fiscal, atado a la reforma previsional, para que “las provincias no pierdan recursos”.
El problema para los gobernadores es que de caerse el pacto fiscal podría aparecer el esperado fallo por el fondo del conurbano bonaerense, que perjudicará con seguridad los recursos que van a otras provincias. Y que los mandatarios habían logrado frenar políticamente.
Buenos Aires reclama más de 60 mil millones de pesos que, con el pacto fiscal, saldrían en parte de esta reforma previsional y en parte de la reestructuración de cómo recauda la Anses.