La candidata presidencial de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, es la protagonista sobresaliente de un cable que divulgó Wikileaks, que data del 25 de agosto de 2006: se trata de pronósticos que la dirigente arrojó durante una reunión con el segundo de la Embajada de Estados Unidos en aquel momento, Michael Matera.
Definida como "líder de centroizquierda" el cable rescata que Néstor Kirchner, según la chaqueña, sería reelegido en 2007 y que intentaría en esa etapa (finalmente al mando de Cristina Fernández) reformar sin éxito la Constitución para perpetuarse hasta 2011.
"Kirchner probablemente ganaría la reelección en 2007, pero fallaría en el largo plazo", dice el cable. “Pese a su aparente fortaleza política, su base de apoyo es frágil"; "Kirchner no podrá modificar la Constitución para postularse de nuevo en 2011 porque caerá antes de tener la chance" de hacerlo; "la oposición necesitaba estar lista para asumir el poder cuando Kirchner caiga", publicó el diario Ambito Financiero.
En ese entonces, la dirigente opositora se refirió al futuro de la UCR: "Consultada sobre el futuro de su antiguo partido, la Unión Cívica Radical, dijo que se estaba muriendo. 'La convención partidaria que empieza mañana es el comienzo del fin'", dice el cable que reportó Matera.
En otro pasaje del cable, Carrió comenta la política latinoamericana y su temor frente a “otro Chávez” encarnado en la figura de Ollanta Humala, entonces candidato a la presidencia de Perú. El texto dice: “Instó a Estados Unidos a hacer todo lo que podamos para asegurar que el presidente Alan García -recientemente asumido- tenga éxito en Perú para prevenir a 'otro Chávez'".
En otro fragmento, la líder de la CC dice ver “mucho de ella misma en Michelle Bachelet", la ex presidente de Chile y habla de Evo Morales: “Él necesita ser como Nelson Mandela en Sudáfrica".
Sobre el final, Matera dice que Carrió es “una de las pocas líderes políticas argentinas que parece estar preocupada genuinamente por la salud de las instituciones democráticas argentinas" aunque destaca su "aparente impericia para manejar su propio partido".
