Corrido de la campaña por orden de la presidenta Cristina Fernández –y porque, según encuestas, es el político argentino con peor imagen, aun peor que el sindicalista Hugo Moyano–, Amado Boudou cerró ayer una visita de dos días por China tras mantener reuniones con funcionarios de ese gobierno y conseguir el respaldo de ese país al reclamo por la soberanía de las islas Malvinas.
Antes de que arribara a China, se conoció una denuncia contra el vicepresidente por no devolver viáticos de viajes oficiales y haberlos incorporado a su patrimonio. Boudou es investigado por enriquecimiento ilícito, causa en la que podría ser citado a indagatoria, y además está imputado en el polémico caso Ciccone. Durante la gira, el vicepresidente se dedicó a resaltar los logros de la gestión del gobierno nacional y también a elogiar las políticas chinas.
Ayer, después de una reunión con el presidente del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva del Pueblo, Yu Zhengsheng, en el Gran Palacio del Pueblo, Boudou afirmó que Argentina y China “han trabajo muy fuerte para sostener el nivel de empleo, mientras que en otros países se pierden miles de puestos de trabajo”.
“En Argentina y China estamos convencidos de que el factor más importante para el desarrollo de un pueblo es el trabajo”, graficó el vicepresidente.
Yu Zhengsheng, por su parte, precisó que Argentina apoya firmemente la política de una sola China y resaltó que “China apoya el reclamo de soberanía de las islas Malvinas”.
“Ambos países mantenemos una relación de cooperación. Además, tenemos posturas comunes y nos damos apoyo mutuo en trascendentes cuestiones internacionales”, añadió Yu Zhengsheng.
Boudou rescató la relación comercial entre los dos países.