"Somos como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. No se retiran del mobiliario porque se supone que son valiosos, pero están todo el rato estorbando". Así definió el ex presidente español Felipe González la patología que a todos los ex mandatarios les toca vivir al dejar la cúspide del poder. A todos, menos a Néstor Kirchner, quien en los ocho primeros meses de gestión de su mujer, la actual presidenta, Cristina Fernández, se ha mostrado tan activo como un presidente en funciones.
"El gran problema de la Argentina y de este Gobierno es encontrarle un trabajo a Kirchner", afirmó a Perfil.com un hombre que conoce de cerca la interna del poder. Y, en efecto, la incumplida promesa de poner un café literario que Kirchner realizó al irse de la Rosada hizo que el ex presidente se convierta en el principal escollo del gobierno de su mujer, Cristina Kirchner. Durante el conflicto con el campo este protagonismo del ex estalló y tras el voto "no positivo" volvió al silencio.
Hoy reaparece de la mano del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que lo postula como secretario general de UNASUR. De esta forma, tras sus meses de doble comando, Kirchner podría evitar el famoso síndrome de jarrón chino que está obligado a vivir tras su derrota con el campo. Enfermedad que también le tocó padecer a su colega chileno, Ricardo Lagos, quien graficó en su momento: "Todos nos dicen `qué valioso y qué importante es este jarrón´, pero nadie sabe dónde ponerlo". Y, de paso, dejar de obstruir la gestión de su mujer. "Ayudaría a descomprimir la compleja situación que vive de cara a la actual administración", asegura a Perfil.com el Lic. Ariel González, director ejecutivo del Centro Argentino de Estudios Internacionales.
Diplomacia cero. Néstor Kirchner nunca fue un hombre volcado a la diplomacia internacional. Rara vez se abocó a recorrer el mundo para integrarse al diálogo de organismos multilaterales. Jamás le interesaron esos ámbitos, excepto cuando visitó la Asamblea General de ONU, en Nueva York una vidriera irresistible para cualquier político, y la cumbre del MERCOSUR de Mar del Plata, con George Bush y Chávez como invitados estrella, donde sí participó activamente.
Es más, UNASUR fue rechazada por K en sus épocas presidenciales, porque no le gustaba el tufillo duhaldista del organismo, creado junto a Lula Da Silva por su predecesor y enemigo Eduardo Duhalde. Ni siquiera asistió, hace cuatro años, al lanzamiento de la Comunidad de países; prefirió enviar a Scioli, su vicepresidente. ¿Por qué, entonces, ahora es postulado como el "hombre ideal" para presidir la Unión de Naciones Sudamericanas?
"Los países de la orbita bolivariana prefieren a Kirchner, más por razones ideológicas que regionales", afirma a Perfil.com Rosendo Fraga, analista político y titular del Centro de Estudio Nueva Mayoría. Para él, Kirchner "no muestra interés por temas internacionales", por lo tanto el "gobierno argentino no presionará para obtener esta posición" y lo más probable es que no prospere.
Así las cosas, de asumir Kirchner el mando de UNASUR, deberá lidiar con los temas prioritarios fijados por el organismo, que no son aquellos en los que Kirchner se siente más cómodo: el diálogo político, el medio ambiente, la integración energética, los mecanismos financieros sudamericanos y las telecomunicaciones. Son áreas a las que Kirchner no prestó atención en su mandato, pero ahora tendrá que tomar en cuenta.
Además, el ex presidente debería mudarse a Brasilia primero y luego, cuando se terminen las oficinas de UNASUR, a Quito, donde funcionará la Secretaría.
¿Podrá soportar el desarraigo con tal de no seguir perjudicando la presidencia de Cristina?
(*) Redactor de Perfil.com