A ocho meses del fallecimiento del fiscal Alberto Nisman, su ex mujer Sandra Arroyo Salgado explicó cómo es a día de hoy la vida de sus hijas, Iara y Kala. La jueza federal de San Isidro reconoció haber cobrado seguros por la muerte de su ex marido y denunció que ella y su familia fueron víctimas de tareas de "inteligencia" sobre sus "movimientos".
La sorpresiva muerte del fiscal Nisman generó cambios radicales en las vidas de Iara y Kara. Más allá de tener que enfrentarse a la pérdida de un padre, las dos chicas fueron "intimadas por fotógrafos" y hasta llegaron a "asustarse", según detalló la jueza federal en exclusiva en diálogo con Marcelo Longobardi por radio Mitre.
Arroyo Salgado precisó que la mayor de sus hijas, Iara, le confesó que aún no había podido conectar "íntimamente con el dolor de familia, por todos los ataques y calificativos que vinieron después" de que su padre falleciera. La jueza explicó además que el sufrimiento de Iara "es un dolor atrás del otro. Y también me transmitió la crisis de confianza en las personas en general, porque nosotros sabíamos que (Diego) Lagomarsino y (Rubén) Benítez (custodio de Nisman) eran de suma confianza y están mintiendo".
En la entrevista concedida a radio Mitre, Arroyo Salgado reconoció que sus Iara y Kala han sido uno de sus pilares de apoyo a lo largo de la investigación y reclamó a los operadores del ministerio público fiscal mayor eficiencia a la hora de tratar con el dolor de las víctimas: "Mis hijas no son las únicas, muchos chicos pasan cosas mucho más trágicas y terribles, pero siempre veo que se repite lo mismo", se lamentó. En ese sentido, precisó: "Muchas veces no tenemos conciencia y atacamos a las víctimas; hoy el padre está enterrado y las víctimas son ellas".
Además, la ex pareja del fiscal de la UFI-AMIA cuestionó a aquellos que dijeron que su representación en la querella era para cobrar los seguros de su ex marido al indicar que "los cobré en agosto, 1.600 pesos por cada chica, no me alcanzaba para las sesiones de psicología, y el otro seguro fue de 22 mil pesos, que usamos para pagar el trámite de recurso ante la Corte Suprema por la recusación a la fiscal (Viviana) Fein".