El miércoles por la madrugada, dos personas ingresaron a la casa de un testigo protegido de la causa del Circuito Camps, por la que el exrepresor Miguel Etchecolatz fue condenado a perpetua y en la que el desaparecido Jorge Julio López declaró. El asalto duró unos 20 minutos, tanto el testigo como su pareja fueron maniatados y encerrados en el baño.
"Yo estoy enfermo y estoy tomando medicación. Cuando quisimos reaccionar, ya los teníamos adentro de la pieza. Mi mujer comenzó a gritar pero nos dijeron que no podíamos hacer nada, que ya estaban adentro", indicó el testigo protegido, bajo el nombre de Walter Docters (61), que tiene asignada custodia por parte de la Policía Federal.
De acuerdo a Docters, “ingresaron dos personas rompiendo la puerta a patadas” pasadas las cinco de la mañana, en su casa de La Plata, donde convive con su mujer, Silvia Fontana (57). El hombre sostuvo que los ladrones robaron relojes, una tablet, cuatro celulares y 4.500 pesos, "hasta monedas buscaron, no dejaron nada", aseguró.
Fontana, en tanto, añadió: "Viví el secuestro de mi hermana (Liliana) en 1977 y ahora sentí la misma sensación cuando me violentaron la puerta, cuando escuché los golpes, esta vez, cuando declaré ante la Policía dije lo mismo que experimenté en aquella oportunidad en que se la llevaron"."La inseguridad que vivimos es tan grande que nos lleva a revivir la época de la dictadura, es trasladarnos a tiempos que no deberíamos volver a vivir", advirtió.
Docters, por su parte, expresó que "lo que pasó es terrible porque tenemos custodia de la Federal". "Ahora bien, si tengo un efectivo pero vienen y nos rompen la puerta a patadas, es porque mucha custodia no tenemos", se quejó.
También cuestionó que "los agentes se disputaban entre ellos para ver a quién le correspondía nuestro robo, si a la Bonaerense o a la Federal", y completó: "Para ser testigos protegidos, muy protegidos no estamos. No sé si se entiende".
Docters es un testigo protegido en la causa del Circuito Camps, por la que Etchecolatz fue condenado a reclusión perpetua, desde que el albañil Jorge Julio López desapareció en 2006.