POLITICA
Opinin

Asesinato de periodistas en Rusia y Argentina

Los casos de Anna Politkovskaya y José Luis Cabezas.

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El 25 de enero de 1997 fue asesinado José Luis Cabezas cerca de Pinamar. Su muerte conmovió a la sociedad y diez años más tarde nos recuerda que en la Argentina la justicia es definida por su negación, la injusticia. Siete años después de la condena a sus asesinos, sólo dos de los nueve acusados siguen presos.

En este momento, Rusia esta atravesando una conmoción similar luego del asesinato de Anna Politkovskaya. Desde que Putin asumió como presidente de Rusia en el 2000, trece periodistas han sido asesinados profesionalmente y ninguno de estos casos ha sido resuelto. En tan sólo tres de ellos ha habido arrestos y ni siquiera en estos se ha llegado a un verdadero esclarecimiento de los hechos.
Anna Politkovskaya fue asesinada el 8 de Octubre del 2006 en Moscú al volver del supermercado. El asesino, grabado por las cámaras de seguridad, disparó dos veces, una al cuerpo y la otra a la cabeza. Luego, arrojó su arma al lado del cuerpo y escapó. El arma, calibre 9 milímetros, tenia un silenciador y el número de serie borrado.

Anna Politkovskaya había trabajado por siete años en Chechenia, cubriendo allí los casos de corrupción y violencia a manos del gobierno (federal y local), las fuerzas armadas, grupos guerrilleros y la milicia chechena. En diferentes ocasiones había sido amenazada, encarcelada, forzada al exilio y hasta envenenada cuando en el 2004 iba a Beslan a cubrir un encuentro armado entre terroristas chechenos y las fuerzas armadas rusas donde se tenían a más de 1.200 niños y adultos rehenes en un colegio. Luego de haber sufrido tantos males, Politkovskaya no logró sobrevivir un corto viaje al supermercado.

El mundo entero sintió la muerte de la aclamada periodista, varias organizaciones internacionales y hasta la propia Angela Merkel, canciller alemana, pidieron a Putin mayor investigación y un rápido esclarecimiento de los hechos. La CPJ (el Comité para la Protección de Periodistas) realizó una conferencia de prensa el viernes 2 de marzo en Nueva York para explicar lo que había descubierto la delegación que fue enviada a Rusia en enero.

Esa delegación estaba compuesta por Paul Steiger (editor del Wall Street Journal), Norman Pearlstine (ex jefe de redacción del grupo Time Inc.) y Nina Ognaninova (coordinadora de la CPJ para Europa y Asia central) entre otros. Viajaron a Rusia con la intención de darle mayor atención mundial a un caso que ellos consideran de enorme importancia.

Hacer periodismo en Rusia no es nada fácil ya que todos los grandes canales de televisión están bajo el control del Kremlin (en la mayoría de los casos, los medios son comprados por grandes empresarios aliados con el gobierno) y se aplica gran presión a todos los periodistas. Un decreto firmado por Putin dice que “la calumnia contra cualquier persona cumpliendo los deberes del estado de la Federación Rusa será considerado comportamiento extremista, y así debía ser juzgado”. La CPJ califica a Rusia como el tercer país más peligroso para el periodismo, superado solamente por Iraq y Algeria.

La CPJ logró lo que muchos medios locales no pudieron al reunirse con el Ministerio del Exterior ruso. A través de su vocero, Malakhov, le dijeron a la delegación que se estaba investigando a algunos oficiales chechenos que podrían haber asesinado a Politkovskaya, ya que ella iba a publicar un articulo donde acusaba a miembros de la policía de torturar a civiles para que ellos confesaran crímenes que no habían cometido. También lograron que Putin, quien inicialmente había dicho que el trabajo de Politkovskaya era insignificante, se retracte y hasta le de importancia a la libertad de prensa en una conferencia de prensa el 1º de febrero que duró mas de tres horas y de la cual participaron más de mil periodistas rusos y del resto del mundo.

Luego de que la CPJ presentara sus descubrimientos en una conferencia de prensa en Moscú, el Ministerio del Interior negó los dichos de la delegación. El Ministerio del Exterior explicó que estaban barajando varias hipótesis, y una de ellas relacionada al trabajo de la periodista. La CPJ también se reunió con Ella Pamfilova, presidente del Consejo para los Derechos Humanos del gobierno. A ella le entregaron más de 400 cartas dirigidas a Putin pidiendo justicia. Estas fueron repartidas en la cena anual a beneficio de la CPJ conmemorando sus 25 años de existencia y firmada por varios de los periodistas mas importantes del mundo. Pamfilova prometió hacérselas llegar al presidente.

El caso de Anna Politkovskaya hace acordar al caso Cabezas. Rusia, un país miembro del G8 y al que muchos llamarían de “primer mundo”, muestra que la libertad de prensa y el desarrollo económico no van atados. El periodista es una persona que puede llegar a poner su vida en riesgo para poder informar a la sociedad y el hecho de que los asesinos de Cabezas estén en libertad y que los asesinatos de trece periodistas en Rusia sigan impunes demuestran que todavía no nos hemos civilizado lo suficiente.

* Firmante del petitorio del CPJ, desde Nueva York.