Con un simple pullover gris, Axel Kicillof (41 años) abrió con sentido del humor las jornadas del Banco Central en julio de 2011. “Los problemas son a corto plazo; en el largo estamos todos muertos”. El economista de la UBA que escaló posiciones desde La Cámpora está casa día más cerca de Cristina Fernández.
La Presidenta lo recibe sin intermediarios, una excepción en la lógica kirchnerista. Pocos días antes desde su desembarco como viceministro de Economía, en diciembre pasado, se lo vio en plena confianza con Cristina y así cada semana.
"Yo soy keynesiano, primero, y después aporté algo, lo modifiqué, lo cambié, pero básicamente soy keynesiano”, se definió en el programa filo K 6,7,8. El joven economista de la UBA hace culto al perfil bajo, fiel al estilo que Máximo Kirchner le imprimió a su agrupación.
Sin embargo, la revista NOTICIAS reveló la semana pasada que Axel Kicillof ahorra en dólares y los refugia en propiedades en Colonia, Uruguay, a precios muy bajos y sospechosos.
Ascenso K. El primer espaldarazo que recibió fue en 2009: lo nombraron gerente financiero de Aerolíneas Argentinas, detrás de Mariano Recalde, otro referente camporista.
Un segundo signo de confianza de la Rosada fue cuando la Presidenta lo designó para ocupar un sillón en el directorio del Grupo Siderar (Techint) como representante de la Anses. Ardió troya. Fue parte de la cámara de economista de La Cámpora que irrumpieron en el escenario económico: Alejandro Robba, el fallecido Iván Heyn y Matías Kulfas.
Kicillof quedó a cargo del monitoreo de las utilidades de las empresas de la siderúrgica y generó mucho recelo entre el empresariado a sus solo 41 años.
Hoy, mano derecha de Herán Lorenzino, en el Palacio de Hacienda lo definen como uno de los “cuatro ministros”, a la par del ministro de Economía, el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, y el omnipotente secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el único que le hace sombra.
Los orígenes. A inicios de los 90, Kicillof ya se metió en "política" en la facultad de Ciencias económicas de la UBA. Según informó la revista Noticias, el funcionario K fue sorprendido por una patota de Franja Morada y recibió una brutal golpiza durante una disputa por el Centro de estudiantes de Económicas.
Tras varios años en el sector privado, el viceministro de Economía comenzó a difundir sus ideas: creó la corriente "Tontos pero No Tanto" junto Iván Heyn y también le dio vida al Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino, un think tank heterodoxo que publicó datos de la inflación que contradecían las cifras del Indec y luego tuvo que borrarlos.
"Sólo en los períodos de ajuste y estancamiento hay paz de precios, que es la paz de los cementerios”, graficó en 2011 para justificar la escalada inflacionaria desde 2007 hasta ahora.
Otra definición de Kicilloff que estos días que se ajusta al relato K: "El Banco Central no puede ser independiente ni aunque quisiera. Todo lo que hace influye en la economía real”.
En definitiva, es un kirchnerista clásico: hace pocos meses defendió los subsidios, hace pocos años criticó al Indec y la política económica de Cristina y hasta demonizó a los sindicatos de pilotos durante el conflicto de Aerolíneas. Ahora predica todo lo contrario.