A cuatro días de abandonar el poder, la salud de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner vuelve a ser noticia. Fuentes médicas a las que accedió PERFIL confirmaron que la mandataria concurrió ayer por la tarde a la Fundación Favaloro para realizarse dos estudios: un examen de laboratorio y una tomografía axial computarizada (TAC) cerebral, una prueba diagnóstica que, a través del uso de rayos X, permite obtener información detallada sobre lesiones en la cabeza, derrames u otras enfermedades.
Mientras que algunos especialistas indicaron que se trataría de un examen de rutina, otras fuentes mencionaron que la mandataria había sufrido fuertes dolores de cabeza, por lo que ya el último martes había concurrido de urgencia al Sanatorio Otamendi. Allí se le habría realizado una TAC, aunque se desconocen los resultados y por qué se decidió repetir ayer el estudio.
Ni la Fundación Favaloro ni la Unidad Médica Presidencial emitieron comunicados oficiales al respecto.
Se sabe que CFK debe realizarse cada año una serie de chequeos médicos, tras la intervención quirúrgica a la que fue sometida en octubre de 2013 para drenar un hematoma subdural crónico que padecía, producto de un golpe en la cabeza.
En aquella oportunidad, la Presidenta había sido operada por el neurocirujano Cristian Fuster, actual director médico de la Fundación Favaloro.
Historia clínica. En los ocho años de mandato, la Presidenta acumuló un importante historial de dolencias y enfermedades que, más de una vez, tuvieron al país en vilo.
En 2012 se le detectó un nódulo palpable en el lóbulo derecho de la tiroides.
Tras someterse a una cirugía para extirparle la tiroides en el Hospital Universitario Austral, se concluyó que no había cáncer y que había sido un “falso positivo”. Por aquella operación, CFK debe tomar a diario y de por vida levotiroxina como tratamiento de reemplazo de la hormona tiroidea.
El año pasado, durante el viaje al Vaticano para visitar al papa Francisco, Cristina Kirchner sufrió un esguince en su tobillo izquierdo, por lo cual debió ser atendida en un hospital de Roma.
También tuvo un cuadro compatible con una bursitis del trocánter izquierdo, una inflamación de la bolsa sinovial, que amortigua el hueso puntudo de la cadera, por lo que tuvo que realizar tratamiento kinesiológico. En esa oportunidad, fue atendida por los doctores Carlos Autorino, Ruy Lloyd y Federico Burgo, del equipo de Cadera y Columna del Hospital Austral.
Además, fueron constantes los cuadros de lipotimia (baja presión) y faringitis que la obligaron a suspender viajes y actos programados durante sus años de mandato.