En el marco de la conmemoración la firma del tratado de Beagle de 1984 que evitó la guerra entre Argentina y Chile, el Papa Benedicto XVI resaltó, frente a las mandatarias Michelle Bachelet y Cristina Kirchner, que aquel acuerdo fue una " solución digna, razonable y ecuánime".
En la Sala Clementina, el Sumo Pontífice definió aquel episodio como "parte de la gran historia". "Este acontecimiento forma parte de la gran historia de las dos naciones y de América latina", aseguró Benedicto XVI.
Previa a esta reunión, el Papa habló durante unos 15 minutos a solas con cada una de las mandatarias. Ellas también estuvieron reunidas por separado con el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone. Ellas le hicieron un regalo conjunto: un bajorrelieve de cobre donde está grabada América latina con las inscripciones de Juan Pablo II y el actual Pontífice.
En un discurso leído, el Papa les dijo a las mandatarias que "La paz también requiere la lucha contra la pobreza y la corrupción, el acceso a una educación para todos, un crecimiento económico solidario, la consolidación de la democracia y la erradicación de la violencia y la explotación, especialmente contra las mujeres y los niños".
Según manifestó el Papa, el acuerdo por la paz " está indisolublemente unido a la figura de Juan Pablo II", quien estuvo "unido por sentimientos de afecto a las naciones en sintonía con su incansable labor como mensajero de las paz".
"La consecución de la paz, en efecto, requiere la promoción de una auténtica cultura de la vida, que respete la dignidad del ser humano en plenitud, unida al fortalecimiento de la familia como célula básica de la sociedad", subrayó, en alusión a los proyectos para despenalizar el aborto y permitir las uniones entre personas del mismo sexo que se discuten en los dos países.
Finalmente, Benedicto XVI otorgó una "especial bendición apostólica" a las dos delegaciones presentes al rememorar la mediación papal que evitó un conflicto militar entre ambos países. "Como muestra de mi afecto imparto una especial bendición apostólica", concluyó.
Luego del breve discurso, el Pontífice saludó a ambas comitivas. Entre los presentes del lado argentino estuvieron el presidente de la Suprema Corte Ricardo Lorenzetti, Estela de Carlotto, Fabiana Ríos, Patricia Vaca Narvaja y uno de los controvertidos secretarios de la Presidenta, el joven Isidro Bounine, que estrechó también la mano del Papa.
Acto seguido, ambas comitivas descendieron desde la sala clementina a visitar la cripta donde descansan los restos de Juan Pablo II. Allí hubo un momento de oración.