Desde Bolzano, Italia
Mientras cumple su arresto domiciliario alojado en una confortable casona de las afueras de Bolzano, Alejandro Burzaco, involucrado en el escándalo de corrupción de la FIFA, planifica su defensa junto a su abogado Roberto Pisano, un experto en casos de delitos financieros, reconocido en Italia por haber salvado al ex premier italiano Silvio Berlusconi frente a denuncias de corrupción.
Pisano será un personaje clave en todo el proceso de negociaciones con la Justicia de Estados Unidos (ver aparte). Sus servicios no son para nada económicos: en Milán aseguran que cobra mil euros por hora, aunque las cifras de su contrato aún se mantienen en reserva. Según trascendió, fue el propio abogado el estratega detrás de la decisión de Burzaco de entregarse en Bolzano, y hasta habría sido quien le recomendó alquilar la casona que ocupa en Collabo, a 15 kilómetros de Bolzano.
Socio fundador y director de Studio Legale Pisano, uno de los bufetes de abogados más exclusivos de Milán, Pisano se especializa en delitos financieros, corrupción y blanqueo de dinero.
Además cuenta con una larga trayectoria en casos internacionales, especialmente en aquellos en los que interviene la Justicia de EE.UU., Suiza y Hong Kong, destinos frecuentes de transacciones de lavado de dinero. “Luego de la entrega de Burzaco a la policía italiana, viajó a Londres para atender un negocio que dejó a medias”, aseguró una fuente desde Italia.
El mago. Pisano se encargó de la defensa de Silvio Berlusconi en el famoso caso Mediatrade en el que logró casi un milagro: dejar libre al empresario italiano de los cargos de fraude fiscal y apropiación indebida. También defendió a la empresa Parmalat luego de no poder hacer frente a obligaciones financieras. En el caso Mediatrade, se intentó esclarecer si el grupo Mediaset, propiedad de la familia Berlusconi, adquirió los derechos de películas al mayorista norteamericano Frank Agrama y su empresa Wiltshire para luego comercializarlas a un precio más elevado y, con su recompra, evadir al fisco. Pisano defendió a Agrama, acusado de ser un socio oculto de Berlusconi, y logró convencer a los jueces de que en realidad el estadounidense no era socio, sino un simple mediador. Esto permitió que cayeran todas las acusaciones para los demás involucrados, y el político italiano salió intacto.
En otro caso relevante, defendió a la empresa láctea Parmalat, en la causa por corrupción de la que también participó un importante banco de Estados Unidos. La imposibilidad de hacer frente a una inversión de 496 millones de euros en un fondo de inversión en las islas Caimán reveló el accionar de sus directivos que, durante años, colocaron acciones y bonos en paraísos fiscales para financiar la compra de otras empresas en el mundo.
Ahora, Pisano estará nuevamente cara a cara con la Justicia norteamericana, un terreno que conoce y en el que supo cosechar varios triunfos. Y tal vez sea él quien impulse a Burzaco a hablar y terminar de desnudar toda una red de corrupción y coimas de la FIFA en pos de conseguir una baja considerable en la condena de su defendido.