El Gobierno y la conducción de la empresa Aerolíneas Argentinas decidieron "ordenar acciones sumarísimas" para esclarecer la cadena de responsabilidades que llevó a provocar una demora de cerca de veinticuatro horas en el vuelo AR 1134 de la compañía con destino a Madrid.
La decisión conjunta fue tomada por el ministro de Planificación, Julio De Vido, el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, y el presidente de Aerolíneas, Mariano Recalde, se informó oficialmente. Los voceros oficiales dejaron trascender el "profundo malestar" que generó en el Gobierno la impresentable situación.
La Secretaría de Transporte indicó que los tres funcionarios "decidieron en forma conjunta ordenar acciones sumarísimas que establezcan las razones que provocaron la falta de cumplimento de los protocolos previstos para este tipo de situaciones".
"La Comisión Investigadora Interna de Aerolíneas Argentinas, requirió la realización de descargos a todas las gerencias vinculadas con la prestación del servicio, y se tomaron declaraciones a todas las personas que tuvieron intervención en la operatoria del vuelo", se informó en el comunicado.
Como primer resultado de la investigación sumaria "se resolvió la suspensión y separación de su cargo de un integrante de la tripulación, cuya responsabilidad se pudo comprobar ya en esta instancia", añadieron.
"Por otra parte, se continuarán con las actuaciones sumariales para precisar -en el menor tiempo posible- las responsabilidades que pudieron haber tenido pilotos, personal de mantenimiento y de operaciones", indicaron. También se precisó que "al regreso del personal que se encuentra cumpliendo funciones fuera del país, se aplicarán las medidas disciplinarias que correspondan" y que "no se tolerarán acciones que por negligencia, impericia o mala fe, atenten contra el buen servicio de la compañía".
"Las resoluciones adoptadas pretenden dar respuestas al esfuerzo que el conjunto de la población y el Estado argentino realizan para lograr que nuestra aerolínea de bandera lleve adelante el mandato recibido del Congreso de la Nación que es el de garantizar la conectividad hacia todas las regiones del país y, día a día, hacer que su funcionamiento sea sustentable", finalizó el comunicado.
Ayer el diario Crítica detalló algunas de las increíbles peripecias que sufrieron los pasajeros del vuelo a Madrid. Allí se indicó que los pilotos fueron los que originaron la demora, ya que de dos designados para el viaje faltaron aduciendo problemas estomacales. Tras nerviosas negociaciones apareció un tercer comandante y el gremio que lidera Jorge Pérez Tamayo, el piloto de las giras presidenciales K, aceptó hacer el vuelo con un piloto menos de lo que establece el convenio del sector con AA.
"No me vengan a hinchar las pelotas a mí. Hubo un problema mecánico. No hacemos medidas encubiertas. Si queremos parar, paramos todos los vuelos, no uno solo", le dijo Pérez Tamayo, según el diario La Nación, a Recalde.
Lo cierto es que a las 21.15 el Boeing 737 estaba listo para partir con 340 pasajeros a bordo... cuando se apagaron las luces. Eso quebró la calma. “El avión estuvo tres horas parado por un problema eléctrico, sin aire acondicionado y la gente empezó a ponerse loca, atacaron las cocinas para sacar cosas de prepo”, contó Carlos Ciccioni al diario Crítica. Su hijo Leandro, de 26 años, es el que estaba a bordo del avión y le relató la odisea. “Llegó un momento en que la gente empezó a gritar que la tenían que bajar, que así no podían viajar, que era muy riesgoso. No entiendo cómo los dejaron bajar, fue una desprolijidad terrible”, indicó.
Según se explicó, el corte de luz se habría debido a que no se podían poner en marcha las turbinas por los medios convencionales, por lo que se debió apelar a mecanismos externos. Para ese trance, era necesario cortar la luz del aparato. Fue tal el desorden que se produjo a bordo, que 27 pasajeros se levantaron al borde del ataque de nervios y empezaron a los gritos que no querían volar y exigían bajarse.
“Hubo que desocupar las bodegas del avión, identificar las valijas de cada uno y entregárselas”, contó Critica. Todo eso llevó mucho tiempo y cuando por fin parecía que el aparato iba a despegar, debió reprogramarse la salida porque se había vencido el tiempo de la tripulación (las normas internacionales impiden que los tripulantes estén más de cuatro horas en los aeropuertos).
Luego de la tensa espera en el avión (de más de 3 horas) los pasajeros descendieron, eran ya las 2 de la mañana. Les dieron de cenar y debieron esperar otras tres horas hasta que, a las 6, llegaron los micros para llevarlos a hoteles hasta que se reprogramara la nueva salida. En primera instancia, se hizo un plan para despegar a las 4 de la tarde, pero los problemas eran interminables, y uno de los micros en que los pasajeros regresaban a Ezeiza se descompuso y quedó varado en plena Riccheri.
Debieron esperar que los vinieran a buscar y cuando llegaron al fin a la estación aérea, el Boeing seguía con problemas técnicos y era sometido a intensas revisiones contrareloj. Finalmente, a las 19.52, casi 23 horas del horario original, el aparato salió con destino a Madrid.
Fuente: DYN