POLITICA

Cabot: "Moreno fue el empleado más fiel del kirchnerismo"

El coautor de la única biografía sobre el secretario de Comercio, analiza su paso por la gestión pública.

El gran salvaje. Guillermo Moreno, la política del garrote, editado por Sudamericana en el año 2008.
| Cedoc

Diego Cabot, co autor de El gran salvaje, la política del garrote, la primera y única biografía sobre el saliente secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno opinó hoy que el ex funcionario fue "el empleado más fiel que tuvo el kirchnerismo en materia económica".

"Todo lo que hizo Moreno fue porque se lo pidió la presidenta", sostiene Cabot, coautor de la investigación junto a Francisco Olivera, ambos periodistas del diario La Nación. "Si no fuese por los únicos dos jefes que Moreno reconoció, que son Néstor y Cristina, sería un ignoto economista con una ferretería".

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En diálogo con Perfil.com, Cabot analizó: "Los fracasos de Moreno en todas las áreas donde se metió son los fracasos del kirchnerismo asumidos de manera indirecta en la cara de Moreno. ¿Qué particularidad tiene esto? Moreno tuvo la forma más salvaje, en cuanto a las formas no al fondo, de quedar expuesto”, sentenció.

El gran salvaje. Guillermo Moreno, la política del garrote, editado por Sudamericana en el año 2008, reconstruye la trayectoria del hasta ayer secretario de Comercio Interior: "Siempre fue un bravucón. Un tipo que, desde su época de militancia, ya tenía esa forma de referirse a la gente casi denigrandola. Cada vez que se encontró con alguno que se hizo el guapo, por así decirlo, terminó con alguna trompada", recuerda Cabot.

"Cuando a estos bravucones los dotás de poder generás estos Moreno. Siempre tuvo malos modos para referirse a la gente, un tipo que no escucha, un librepensador que no asimilaba nada excepto lo que le decían sus jefes. Un verticalista total que no se animaba ni a disentir él con lo que le decían sus jefes", expresó el periodista. "Un convencido de que la intervención estatal es la única manera de aleccionar a las empresas y de manejar la economía".

Para Cabot, la renuncia fue sorpresiva: "Pensé que la convivencia entre Kicillof y Moreno no iba a ser traumática porque finalmente uno es como un artesano de la intervención, que es Moreno, que llama, se mete, te pide cosas, y el otro es como un ideólogo de la intervención desde la macroeconomía. Nadie descontaba que se fuera. Incluso él armó agenda cerca de fin de año, con reuniones posteriores a navidad para ver temas de precios".