El brigadier Orlando Capellini, que falleció el jueves, fue el protagonista principal de un hecho que permitió alinear a la Fuerza Aérea con el golpe que ya habían decidido el Ejército y la Marina, a través del general Jorge Videla y del almirante Emilio Massera, contra la debilitada presidenta Isabel Perón.
Ocurrió el 18 de diciembre de 1975, cuando Capellini se sublevó con el apoyo de oficiales de la Fuerza Aérea y logró detener al titular de ese arma, el brigadier Héctor Fautario, que se oponía firmemente al golpe.
Fautario luego se liberó de sus captores, pero se encontró con que Isabel ya había decidido reemplarlo por Orlando Agosti, quien sería el tercer hombre de la junta militar que tomó el poder el 24 de marzo de 1976.
Fautario fue a la residencia de Olivos, pero ni siquiera pudo llegar a ver a Isabel, aunque le envío un mensaje a través de uno de los colaboradores presidenciales, alertándola de que en marzo la iban a desalojar de la Casa Rosada.
Pero en aquel momento Isabel ya no tenía capacidad de reacción, en medio de un clima adverso en la opinión pública a causa de la inflación, el desabastecimiento, la violencia polícia (sólo en 1975 hubo más de mil muertos, de izquierda, de derecha y de centro) y denuncias de corrupción.
La crisis política era de tal magnitud que el peronismo y el sindicalismo estaban divididos sobre la continuidad o no de la viuda de Perón, mientras Montoneros, la guerrilla peronista, y el ERP, la guerrilla guevarista, apostaban abiertamente al golpe.
Fautario, quien todavía no se decide a redactar la autobiografía que le reclaman sus nietos y amigos, me contó que Videla y Massera le habían dicho que habían dedidido dar el golpe durante un paseo en barco por el Tigre el viernes 17 de octubre de 1975, justo cuando los peronistas se concentraban en la Plaza de Mayo por el Día de la Lealtad.
Tal como explico en mi libro "Operación Primicia", Fautario escuchó los argumentos de Videla y Massera, referidos al vacío de poder que, según ellos, ya no podía ser solucionado por Isabel ni por un eventual reemplazante, pero les dijo que la Fuerza Aérea prefería esperar a las elecciones, que se realizarían a fines de 1976.
"Sin la Fuerza Aérea o, mejor dicho, con la Fuerza Aérea en contra, no habrían podido dar el golpe", recuerda, con amargura.
(*) Periodista. Autor de "Operación Primicia".