POLITICA
Penurias chaqueas

Capitanich combate el dengue con insecticida vencido

Ocurrió en la ciudad de Roque Sáenz Peña. Mientras tanto, el gobierno provincial sigue negando la magnitud de la epidemia, un clásico K.

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| CeDOC

La epidemia de dengue en el Chaco es una dolorosa realidad: hay cerca de diez mil personas afectadas, varios muertos en ciudades como Charata, de donde la gente huye espantada por una situación que obligó incluso a interrumpir el ciclo lectivo, pero ese dramático cuadro de situación tiene un aliado clave: el gobierno de Jorge Capitanich. Es que el fiel administrador kirchnerista de esa provincia no sólo niega la verdadera dimensión del problema, un clásico K, sino que se comprobó que usa insecticidas vencidos para combatir al peligroso mosquito que propaga esa enfermedad.

La situación se verificó en Roque Sáenz Peña, localidad que presenta uno de los mayores registros de personas infectadas con dengue, donde el descubrimiento de la fumigación con productos tóxicos que superaron largamente su fecha de vencimiento abre grandes interrogantes en la población.

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Por un lado, llueven las críticas sobre la ineficacia del operativo llevado a cabo por el ministerio de Salud chaqueño que conduce la esposa de Capitanich, Sandra Mendoza, quien hoy retomó sus funciones luego de la licencia que tomó en medio de la gravísima situación, y por otro, aumenta el temor respecto de si esta solución acuosa vencida no tendrá efectos más peligrosos para la salud colectiva que para los propios mosquitos.

Fue un vecino de Roque Sáenz Peña quien descubrió semejante desaprensión en el operativo de fumigación que se realiza por casas y calles, al notar que el insecticida que utilizan tenía como fecha de vencimiento el mes de julio del 2006. Al menos,  en su lote 116- 763- N9, que fuera elaborado en julio del 2004, y que por ende tendría que haber quedado descartado hace dos años y nueve meses.

El producto se vende bajo el nombre comercial de Introban, y se trata de un insecticida que en su membrete especifica que es utilizado para larvas de mosquitos y jejenes. Los frascos lucen un sello rojo que advierte que está prohibida su venta al público y sólo es de uso oficial, por lo que no caben dudas de a quién le cabe la responsabilidad por su uso.

El personal que lleva a cabo estos operativos de fumigación recorre los barrios con camionetas y la máquina fumigadora ubicada en la caja del vehículo. En algunos casos, ingresa domicilio por domicilio y arroja gotas del insecticida dentro de tanques de agua u otros contenedores líquido donde el mosquito vector puede reproducirse, por lo que al peligro de la enfermedad se suma el de la intoxicación con un producto ya vencido. O las dudas sobre su eficacia.