El mapa político de las elecciones de octubre cambia todos los días. Esta mañana, la líder de la Coalición Cívica (CC), Elisa Carrió, afirmó que si el senador justicialista Carlos Reutemann decide "estar realmente en el campo de la oposición, las puertas están abiertas para él" y descartó de rubricó, tajante, la imposibilidad de acordar con Eduardo Duhalde o Luis Barrionuevo, que son "un límite moral infranqueable".
Carrió no descartó también sumar al arco opositor al diputado peronista Felipe Solá, pero aclaró que la CC "nunca va a participar de la interna del PJ" para no poner "en riesgo" alguna eventual alianza electoral. "El día que algunos dirigentes que quieran formar parte de un proyecto distinto en el futuro, las puertas están abiertas", señaló.
A pesar de sus nuevas bendiciones, Lilita negó que se pueda formar una lista única con el macrismo "porque hay diferencias de gestión" y sostuvo: "Los límites están claros, pero también es cierto que nosotros tenemos buenos acuerdos legislativos con el PRO en la Cámara de Diputados. Hay que preservarlos porque la sociedad quiere ver a una oposición unida en el Parlamento".
Este no es aspecto menor. Según un estudio realizado por la consultora Aresco, que encabeza Julio Aurelio, la vicejefa de Gobierno porteño, Gabriela Michetti, es la preferida por los porteños para las elecciones de 2009, con un 49% de aprobación y aventaja a Elisa Carrió por varios puntos. La chaqueña que adelantó que no será candidata mide 34,8%, pero su delfin Alfonso Prat Gay apenas marca 13,9% de acuerdo a la encuesta, así que la posibilidad de está cerrada.
De cara a las elecciones presidenciales del 2011, Carrió expresó que "lo que no podemos hacer como oposición que quiere gobernar al país es terminar siendo un gatopardismo". Desde Washington, donde puede obtener la deseada foto con Obama antes que Cristina, afirmó que ella mantiene "una excelente relación personal" con Reutemann, a quien a principios de año piropeó con ironía: "Es letra de verano, no hay noticias y el Lole es lindo", había dicho cuando Reutemann sacudió la modorra política al contar sus ansias de ser presidente.