“Ya termino presidenta”, le dijo papá Leopoldo a su hija Cecilia Moreau, la diputada del Frente de Todos que presidió durante un tramo la sesión del último martes en la Cámara Baja y que se dio el lujo de apurar a su primer referente político para que complete su intervención en el recinto. La vicepresidenta del bloque oficialista llegó al Congreso de la mano de Sergio Massa en 2015 y fue ganando un lugar de relevancia en las negociaciones dentro de la bancada que tiene a Máximo Kirchner como su conductor. En una entrevista con PERFIL, Cecilia Moreau se mostró dura contra el “espectáculo” que, a su criterio, dio la oposición en la sesión y juzgó como “inviable” volver a las sesiones presenciales.
—¿Cómo evaluá el rechazo de la oposición a continuar con las sesiones virtuales pese a la pandemia?
—Estuvimos más de ocho horas para intentar ponernos de acuerdo sobre cómo seguir funcionando y fueron ocho horas perdidas. Realmente la sesión comenzó a tener sentido cuando se fueron y se empezaron a tratar los proyectos porque el espectáculo para afuera que dieron los Fernando Iglesias y los Waldo Wolff, gritando, sacándose el barbijo, sin cumplir el protocolo, realmente no ayuda, espero que no haya sido otro foco de contagio. Pese a que esas cosas le hacen mal a la política y que pasa porque terminan conduciendo a los extremos, tenemos que volver a enderezarlas y sentarnos a conversar. Lo más importante es que sigamos trabajando, nosotros no frenamos nunca desde diciembre hasta acá; de hecho, tuvimos más trabajo en estos meses que en los cuatro años de gobierno de Macri.
—En redes sociales se mostró molesta por las críticas a sus orígenes y su entorno
—Hago política desde que tengo conciencia. En realidad, lo primero que me movilizó con conciencia militante fue el indulto. Me siento muy bien con lo que hago, me siento muy cómoda en el lugar que estoy acompañando a Sergio y a Máximo en la vicepresidencia del bloque y siento tranquilidad con los proyectos que queremos debatir. Después de la sesión sentí que en definitiva recibí agresiones verbales por ser “la hija de”, porque “hacía política con” o por “tener una hija con”. Son situaciones de mi vida personal que no tienen nada que ver con mi accionar político. Estoy muy orgullosa de mi viejo, de ser su hija, lo amo profundamente, y Sergio y Máximo son mis amigos y los voy a bancar en las buenas y en las malas, si tienen algo que decirme, que me lo digan a mí.
—¿Cómo se dividen las tareas Máximo Kirchner y Sergio Massa en la conducción parlamentaria?
—Los dos tienen una impronta y personalidades distintas, pero tenemos miradas parecidas por lo generacional. Es una relación relajada y muy constructiva, y si tienen diferencias las saldan en el debate político. Donde mejor funciona el Frente de Todos es en Diputados y esto tiene que ver con la buena onda en el trabajo cotidiano. La Campora y el Frente Renovador están haciendo un aporte muy importante a la gestión y a la conducción del Frente de Todos. Cristina dio un primer gesto, Alberto se hizo cargo, Sergio hizo otro gesto y el obrero silencioso del acuerdo fue Máximo.