POLITICA
la segunda en tres semanas

Cena reservada de Vidal y Carrió con alerta por la UCR

La gobernadora fue anfitriona en su nueva casa. Lilita planteó su temor a que un sector radical juegue con Massa. El caso Bressi, ausente.

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Sin rencores. Las tensiones por las críticas de Carrió al jefe de la Bonaerense quedaron atrás. | Cedoc Perfil
No cocinó. No tuvo tiempo. Pero nadie le preguntó si lo había hecho. Siquiera su principal invitada. María Eugenia Vidal fue la anfitriona, en su flamante casa en la base aérea de Morón, de una cena con Elisa Carrió el jueves por la noche. Fue una devolución de gentilezas: Lilita la había recibido hace tres semanas en su casa en Exaltación de la Cruz.

Durantes casi tres horas la charla giró alrededor de dos ejes centrales: la crisis energética y la relación con el radicalismo, hoy en tensión por los espacios de poder que se abrieron a un sector del PJ.

Acompañadas de vino syrah (de la bodega mendocina Bombal y Aldao) y un champagne que, según los comensales, costaba más que un salario inicial de un docente bonaerense, dialogaron animadamente. No tocaron el tema del jefe de la Bonaerense, Pablo Bressi, ni deslizaron nombres para candidatos. Lilita piensa en ser en candidata en Provincia; a Vidal no le desagrada la idea pero en la Casa Rosada ensayan poner a la chaqueña en la Capital.

Lilita se mostró preocupada por la posibilidad de que un sector de la UCR termine jugando con Sergio Massa. “Yo fui radical. Los conozco mucho y tengo la peor impresión de lo que puedan hacer (Julio) Cobos y Ricardo (Alfonsín)”, le planteó a Vidal.
“Hay que apoyar a la línea de Ernesto (Sanz)y (Daniel) Salvador, tenemos que hacer un esfuerzo para que esa línea se consolide. Salvo algún intendente, el resto está alineado con nosotros porque les interesa la gestión”, respondió la gobernadora. Ambas coincidieron en la necesidad de consolidar Cambiemos y contener a los radicales.

La buena sintonía fue el denominador común. En un tramo de charla, con su histrionismo característico, Lilita exaltó como una virtud a “los que saben escuchar”. Lo dijo mientras se acomodaba sus pantalones argumentando que había adelgazado y por ello se le caían.

En otro tramo de la charla, hablaron de la crisis energética: coincidieron con el diagnóstico y se mostraron preocupadas por el verano. Y hablaron de poner en marcha un nuevo sistema de Defensa Civil por si se genera una crisis.

Además de las dos damas, estuvieron tres funcionarios. Uno fue el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza (quien llegó último), a quien Carrió requirió para que comience a trabajar con un economista de su confianza. También estuvieron Santiago Cantón (Derechos Humanos) y Julio Conte Grand (secretario Legal y Técnico), el abogado que cuida la firma de Vidal. A ellos se sumó Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, el abogado personal de Mauricio Macri y verdugo de Cristóbal López.

Gracias al catering encargado por la asesora privada y mejor amiga de Vidal, tomaron una sopa crema de calabaza de entrada hasta que llegaron los raviolones de espinaca con una salsa especial de fileto. De postre, un brownie con helado y frutos rojos. También circularon algunos chocolates, la perdición de Carrió y, en su niñez, también de Vidal. Hoy la gobernadora ya no deja papeles de alfajores escondidos debajo de la cama como cuando vivía en el quinto piso de un departamento de Flores. Aprendizajes de la Clínica Cormillot.

Los hijos de Vidal deambulaban por la cocina. A María José (13) se la podía ver por allí. Pero el osado fue el más pequeño, Pedro (8), quien, en pijama, entró en plena reunión a mostrarle unos dibujos a la madre.