Cristina Kirchner tuvo que intervenir para evitar el desbande de su propio bloque, antes de la designación de los dos camporistas en la Auditoría General de la Nación (AGN). Primero Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica y candidato a vicepresidente, y luego la propia jefa de Estado llamaron a los gobernadores cuyos diputados se oponían a aprobar los nombramientos de Julián Alvarez y Juan Ignacio Forlón.
La Presidenta se comunicó con José Luis Gioja (San Juan), Eduardo Fellner (Jujuy), y Juan Manuel Urtubey (Salta) para conseguir los votos necesarios para que los nombres pasaran. La intervención directa de CFK ante la rebeldía de sus legisladores es un síntoma de fin de ciclo.
La discusión en el bloque del FpV arrancó temprano. El primero en tomar la palabra fue Héctor Tomás (San Juan), quien propuso postergar la votación para después de la segunda vuelta electoral. Pero el malestar se extendió al kirchnerismo duro. Se oponían, entre otros, Carlos Kunkel y Carlos “Cuto” Moreno, la esencia del bloque K.
Como generalmente hacen cuando el quórum está complicado, en el oficialismo alguien dio la orden de cerrar la puerta que une el hemiciclo con la salida, para que ninguno se “escapara”, cuando vieron que por ejemplo, se levantaba de su banca la chaqueña Sandra Mendoza.
Los que comandaron la resistencia, que duró tres horas, fueron el salteño Pablo Kosiner, Tomás y José Uñac (también de San Juan).
“Fue todo muy irregular. Se necesitaban las tres cuartas partes del recinto para poder incorporarlo al temario y después votarlo. Eso no se hizo”, precisó una fuente del bloque K. Y añadió: “La Justicia podría frenar las designaciones tranquilamente”.
Por ahora, Leandro Despouy, el presidente de la AGN, se negó a que asumieran los dos nuevos auditores de La Cámpora. Y el titular de Diputados, Julián Domínguez, le exigió que revea la situación. Despouy dijo que suspender la asamblea está dentro de sus facultades.
“No necesariamente lo que pasó fue un desbande. Pero Cristina, por primera vez, pasó por encima del cuerpo (del bloque K) de manera brutal”, confesó otro integrante de la bancada.
Además de querer votarlo antes del ballottage, molestaron las formas y el fondo. Varios históricos y leales soldados de la Casa Rosada esperaban que se cumpliera la tradición de que quienes no renuevan sus mandatos en las bancas fueran nombrados para la Auditoría. Entre ellos estaban los diputados Roberto Feletti y Jorge Landau. El primero, encargado siempre de aprobar los presupuestos para el Gobierno. El segundo, apoderado del PJ, de excelente relación con Zannini. Pero los elegidos fueron dos camporistas. “Lo que hizo es inexplicable. Pareciera que su única obsesión es colocar a estos chicos en algún lado”, consideró otro diputado.