Similitudes a la hora de pactar . En la doble página publicada por Clarín el domingo pasado sobre prensa adicta, se omitió la foto del dueño de C5N. |
Llegará el momento en que una parte de la sociedad a la que se confundió recuperará su capacidad de discernimiento. Será cuando la espuma de la propaganda oficial decante. Mientras tanto, el Gobierno logró posicionarse como víctima de la prensa independiente cuando fue siempre su victimario.
Un sector de la opinión pública cree que una gran cantidad de la prensa no es equilibrada porque critica en todo al Gobierno; lo que sólo podría ser cierto durante poco más del último año, porque los cinco primeros años del kirchnerismo la mayoría de la prensa no fue equilibrada pero en sentido inverso: por elogiar en todo al Gobierno, y eso parece no haber dejado huella en la mente de la gente.
Es que Kirchner, al mudar a Clarín a la vereda de enfrente, logró instalar dos ideas equivocadas y mutuamente complementarias: que el Gobierno y Clarín son diferentes, casi antitéticos, y que Clarín y el resto de los medios son casi idénticos.
Al arrojar a Clarín al espacio crítico de la poca prensa independiente que quedaba, el Gobierno logró con un solo movimiento quitarse el desprestigio de perseguidor de la prensa independiente y –simultáneamente– desprestigiar a la prensa independiente, que –ante los ojos de la opinión pública– perdió identidad al ver su espacio ocupado por quien había sido aliado del Gobierno.
La ecuación kirchnerista es:
* Clarín ≠ Gobierno.
* Clarín = Los medios.
Cuando más real sería:
* Clarín = Gobierno.
El signo igual no debe ser entendido literalmente, sino como equivalente a más parecido. Y en defensa de Clarín: los mismos pecados siempre serán incomparablemente más graves en quien controla los recursos del Estado que en un particular, por más poderoso que resulte.
Las similitudes entre Kirchner y Clarín se ven a la hora de construir alianzas, no en función de los principios declamados, sino de las conveniencias prácticas. Eso se hizo más evidente e ilustrativo en la doble página que el diario Clarín publicó el domingo pasado sobre la enorme red de prensa adicta, en una nota sin firma. Allí se colocó una foto del principal responsable o dueño de cada uno de esos medios o productores de contenidos pero, cuando llegó a C5N y Radio 10, en lugar de colocar la foto de Daniel Hadad eligió la de uno de sus periodistas: Eduardo Feinmann. Clarín cuida a Hadad porque al mismo tiempo Hadad cuida a Clarín no informando sobre los hijos adoptivos de su propietaria.
Lo mismo hace Kirchner, que sabe de la simpatía de Hadad por protagonistas de la dictadura. Pero mientras apoye al Gobierno, será cuidado y bienvenido.
Al disimular su estrecha relación pasada con Clarín, el Gobierno invierte el orden de los valores porque si Magnetto fuera un “delincuente”, a Kirchner le cabría la responsabilidad por haberlo tenido de principal aliado mediático durante cinco de los siete años que lleva en el poder. O si se terminara descubriendo que alguno de los hijos adoptivos de la dueña de Clarín fuera hijo de desaparecidos, al Gobierno le cabría la responsabilidad de haber encubierto esa situación durante cinco años, mientras Clarín fue funcional a sus intereses.
También si el Gobierno fuera tan malo, Clarín no podría ser inocente después de haberlo apoyado durante cinco años. Pero más grave es cómo Kirchner pretende despegarse frente a la sociedad de su responsabilidad en el sistema de medios que él contribuyó a consolidar y, encima, desprestigia a los medios independientes y a la enorme mayoría de periodistas honestos del país.