El general retirado Luciano Benjamín Menéndez, ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, enfrentó hoy el primer día del juicio en su contra por secuestros, torturas y homicidios durante la última dictadura, donde se lo acusó de comandar una "patota" en la que funcionaba "un pacto de sangre" y se marcaba a los "enemigos a eliminar". Así surge de la lectura de la acusación que escuchó el Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba, al dar comienzo al primer juicio que se desarrolla en Córdoba por los crímenes ocurridos durante la dictadura en el Grupo de Operaciones Especiales (OP3), que funcionaba en el centro clandestino "La Perla" bajo las órdenes de Menéndez.
La expectativa del juicio había generado una gran convulsión en la ciudad mediterránea: corte de calles y un gigantesco operativo de seguridad para evitar desmanes ante la llegada de los acusados frente a la movilización de más de cinco mil personas que se acercaron hasta los tribunales para pedir juicio y castigo.
Sobre el filo de la primera audiencia, la hermana de un desaparecido comenzó a hostigar a los acusados: "Cobardes, asesinos, torturadores", gritó Ana María Bustos, mientras era retirada por un custodio por orden del presidente del tribunal. Fue el final de un día agitado: aunque los acusados llegaron a las 8.20 desde sus centros de detención, el juicio se inició con una hora de retraso: fue cuando los jueces Javier Díaz Gavier, José Vicente Muscará y Carlos Otero Alvarez ingresaron a la sala de audiencias.
Allí los esperaba Luciano "El Cachorro" Menéndez, hoy de 80 años, quien fue uno de los miembros del grupo considerado más salvajes de la dictadura de 1976-83 y que fue indultado por el ex presidente Carlos Menem pese a haberse comprobado que comandó el estratégico y poderoso Tercer Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba, con unos 60 centros clandestinos a cargo.
Junto a Menéndez están siendo juzgados los ex militares Hermes Oscar Rodríguez, Jorge Exequiel Acosta, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz, Oreste Valentín Padován y el ex personal civil de Inteligencia Ricardo Alberto Ramón Lardone.
Todos ellos son acusados de los crímenes de cuatro militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT): Hilda Flora Palacios, Humberto Brandalisis, Carlos Lajas y Raúl Cardozo, asesinados el 15 de diciembre de 1977.
"Les llegó la hora", gritó en medio de la audiencia uno de los familiares de víctimas de la dictadura presentes en la sala.
Desde Buenos Aires, en un discurso oficial, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que este juicio "es un ejemplo del país que somos" porque se respeta "aún a los que violan los derechos de otros", y ahora Menéndez "tiene la oportunidad que no tuvieron miles de argentinos".
El Tribunal escuchó las pruebas que llevaron a los fiscales Maximiliano Hairabedian, Graciela López de Filoñuk y Jorge Asís a pedir el enjuiciamiento de los acusados, y a la que se sumaron los querellantes que representan a las víctimas.
Precisamente, las querellas hicieron hincapié en la coordinación que ejerció Menéndez sobre la llamada "patota" de "La Perla", donde funcionó el principal centro clandestino de detención provincial, y detallaron cómo operaba la banda de los secuestradores y la de los torturadores. También se responsabilizó a Menéndez de haber sido el instaurador de un supuesto "pacto de sangre" entre los integrantes de "la patota" para garantizar la cohesión del grupo y de haber señalado públicamente a una de las víctimas como el "enemigo a eliminar".
A las 19.30 se terminó e la lectura de las acusaciones y mañana, a las 9.30, se escucharán los planteos de las partes sobre las pruebas y testigos ofrecidos.
"Cobardes, asesinos, torturadores", alcanzó a gritar la hermana de una de las víctimas de Menéndez y los otros siete acusados por crímenes de lesa humanidad, antes de que fuera retirada por la fuerza por orden del tribunal que juzga a los imputados. Fue sobre el final de la primera audiencia del juicio oral cuando Ana María Bustos, hermana de un desaparecido, increpó a los acusados dentro del recinto.
"Hagan justicia, por favor, señores jueces", clamó la mujer mientras el juez Javier Díaz Gavier la reprendía.
El magistrado advirtió: "Estamos en un juicio y el tribunal va a resolver en su momento lo que corresponda. No se pueden hacer manifestaciones ni a favor ni en contra. No voy a permitir manifestaciones de ninguna naturaleza".
Fuente: DYN