“Tenemos que potenciar la marca AFA, ésa es la forma en la que se van a fortalecer todos los clubes”. El cuarto piso de las oficinas que tiene Marcelo Tinelli en Ideas del Sur no sólo es un lugar para recibir famosos, también se transformó en el espacio en el que semanalmente desfilan los presidentes y dirigentes de los clubes de fútbol a los que busca convencer para convertirse en el próximo presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Tinelli intenta sortear el “cerco político” que le puso el Gobierno nacional a su objetivo porque desconfía de él. Creen que no podrían controlarlo y que podría tener otros objetivos en Fútbol para Todos, que para el Gobierno es escencial en tiempos de campaña electoral y en manejo de fondos.
El conductor y empresario comenzó una ronda de reuniones uno a uno para cosechar adhesiones a su candidatura. No es sencillo: el kirchnerismo está jugando con el presidente de Racing, Víctor Blanco; otro sector –el grondonismo– quiere que siga el actual presidente, Luis Segura; y otros clubes del interior pujan por tener un nombre propio en la nómina. La AFA se volvió, desde que comenzó Fútbol para Todos en 2009, una presa codiciada para cualquier gobierno.
A sabiendas de esto, y contemplando que en octubre deben renovarse las autoridades de AFA en un contexto de recambio presidencial, su estrategia se basa en conquistar dirigentes que están cerca del Gobierno o que son independientes. Los convoca, les muestra el “modelo San Lorenzo” y les asegura que no privatizará nada. “Tenemos cinco mil pibes en fútbol recreativo, recuperamos el básquet, tenés que ver el fútbol amateur lo bien que anda”, le dijo hace un par de días a un dirigente del ascenso. A tal punto quiere conquistarlos que llevó a un grupo a ver la Copa América a Chile.
Entre los que ya empezaron a acercarse están Marcelo Achille (Defensores de Belgrano) y Pipo Marín (Acasusso), dos dirigentes con mucho eco en el ascenso. Hace pocos días Carlos Montaña, segundo de Alicia Kirchner en Desarrollo Social, y dirigente de Independiente, fue a ver a Tinelli. De la charla no surgió un acuerdo pero fue un primer acercamiento. Hasta ahora Hugo Moyano (presidente del Rojo) y su yerno, Claudio “el Chiqui” Tapia (Barracas) no quieren apoyar a Tinelli.
De todas formas, en su estrategia política, Tinelli escucha al empresario Lautaro Mauro, amigo personal de Daniel Scioli; a su mano derecha, Fabián Scoltore; y a un grupo de consejeros vinculados a la política y al fútbol: su amigo de San Lorenzo, Matías Lammens, Eduardo Spinosa (tesorero de AFA y presidente de Banfield) y Daniel Angelici (radical del PRO y presidente de Boca). También le hizo un guiño Sebastián Verón (Estudiantes), quien ve con buenos ojos una renovación.
Esta semana dio a conocer que convocó a tres ex ministros de Justicia (el menemista Rodolfo Barra, el radical Ricardo Gil Lavedra y Jorge Vanossi) para que emitan un dictamen técnico sobre la legalidad, o no, de su candidatura, dado que no le alcanzarían los años como dirigente para presentarse. El año pasado intentó un acercamiento a Máximo Kirchner. Luego de haber quedado en la puerta de hacerse cargo de Fútbol para Todos, la relación no fue la misma. Hicieron las paces pero no avanzaron más en un esquema común. Uno de los principales detractores internos que tiene Tinelli es el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien soñó con impulsar a su amigo José Luis Meiszner, salpicado por el Fifagate.