Robert Cox, director del diario Buenos Aires Herald en plena dictadura militar, cumplió un rol fundamental en la defensa de los Derechos Humanos, pero, a su vez, tuvo que soportar amenazas hacia él y su familia. Las intimidaciones lo obligaron a exiliarse en Inglaterra primero y luego en Charleston, Carolina del Sur.
Era junio de 1979 cuando Cox logró entrar con un grabador al despacho del entonces ministro del Interior del gobierno de Jorge Rafael Videla, Albano Harguindeguy. Luego de una conferencia de prensa, logró inmortalizar una conversación que tuvo con el funcionario.
"Hay sesenta periodistas desaparecidos", le planteó el director del Herald al ministro, a lo que éste contestó de manera evasiva: "¿Sesenta? Hay algunos presos, gente que está metida en...". Cox reiteró su pregunta, pero sólo consiguió una respuesta irónica: "¿Nada más que sesenta?".
En medio de la disputa, el británico le dijo a Harguindeguy que la lista con desaparecidos que le había entregado era falsa, lo que únicamente le valió, de nuevo, para recibir otra respuesta evasiva: "Escuche, yo no soy Jesucristo. 'No puedo decirle a Lázaro 'levántate y anda'”.
La familia del periodista se vio obligada a abandonar la Argentina a finales de 1979, luego de que su pequeño hijo Peter recibiera una carta en la que los amenazaban con la muerte si no lo hacían. Antes de irse, Cox fotografió con su familia para protegerlos.
Cox fue mencionado por el presidente norteamericano Barack Obama el 24 de marzo, cuando junto a su par Mauricio Macri, rindieron homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado. “Los periodistas como Bob Cox, que informó valientemente sobre los abusos a los derechos humanos, pese a las amenazas a él y a su familia”, expresó en dicha ocasión el mandatario,y destacó así el papel del periodista en los años más oscuros de la Argentina.