Se busca a los responsables de que el expresidente Carlos Menem y su exsecretario de Presidencia Alberto Kohan hayan quedado libres de culpa en dos causas judiciales clave. PERFIL recorrió durante diez días despachos de jueces, fiscales, abogados y expertos contables que participaron en ambos causas tras la pista del eslabón perdido de la “impunidad” menemista. ¿De quién es la culpa? Todos los involucrados se tiran la pelota unos a otros, pero el resultado de este partido se jugó entero en una sola cancha: los tribunales federales de Retiro, donde se investiga al poder político.
Menem había sido investigado por no declarar una cuenta en Suiza y otros bienes en sus declaraciones juradas. El tribunal que debía enjuiciarlo lo absolvió porque la causa “prescribió” por el paso del tiempo. El juicio a Kohan por presunto enriquecimiento ilícito estuvo a punto de prescribir pero finalmente se inició. Sin embargo, el exfuncionario terminó absuelto a pesar de que los peritos contables oficiales aseguraron a la Justicia que no podía justificar al menos un millón de pesos de su patrimonio.
Cada consultado tiene una versión distinta de porqué la Justicia en la era K dejó ir a dos íconos de la década del '90. Los resultados de estos dos juicios, que podrían repetirse en el proceso que se lleva adelante por las coimas en el Senado durante el gobierno de Fernando De La Rúa, comienzan a dar pistas sobre la predicción que el kirchnerismo espera con ansias. Si 20 años después del final del menemismo, y doce años después de la caída de la Alianza, los principales casos de corrupción de esos gobiernos terminan en la nada, tal vez haya esperanza para el Gobierno actual, salpicado hasta el hartazgo de denuncias y sospechas. ¿Llegará la Justicia en los casos de corrupción K?
Poncio Pilato. Kohan y Menem fueron juzgados en las últimas semanas por los mismos jueces del Tribunal Federal Oral número 4. Tuvieron la misma fiscal de juicio: Fabiana León. Sus causas tuvieron las mismas características a la hora de ser investigadas en los juzgados federales, aunque pasaron por distintos jueces y fiscales. La clave para salvarlos fue la misma: el paso del tiempo, amigo indefectible de la impunidad.
Kohan. La causa estaba dormida en el juzgado de Jorge “Pati” Ballesteros. Cuando la causa estaba por prescribir, Ballesteros fue ascendido a camarista y en su juzgado asumió Ariel Lijo, quien desempolvó el expediente y apuró la investigación y la elevó a juicio en 2006. En un año apuró la causa para que no prescribiera. Las pericias contables las terminaron haciendo personal del juzgado.
Para la fiscalía de León, el error de Lijo fue no haber investigado también el patrimonio de la esposa de Kohan quien además era funcionaria pública. Eso, sostienen en la fiscalía, le garantizó la absolución, ya que la mayoría de los bienes están a nombre de la mujer.
En el juzgado y la fiscalía de instrucción, en cambio, creen que León, entre otras críticas, no ató su estrategia a las pericias de los expertos de la Oficina Anticorrupción, querellante en la causa. Esas pericias, según pudo saber PERFIL, aseguraban que Kohan no puede justicia al menos un millón de pesos de su patrimonio. Tampoco se ordenaron nuevas pericias contables, clave en causas por enriquecimiento.
Todo se terminó dando a favor de Kohan. Además, al pedir menos de tres años de condena, la sentencia no es apelable.
Para el Tribunal del juicio, Kohan, “justificó de manera razonable y más que suficiente el incremento patrimonial”. Fin de la historia. El 12 de agosto salió de los tribunales absuelto.
La semana pasada, en otro ejemplo claro de contradicción entre distintas instancias judiciales, la Cámara Federal decidió que su esposa, Marta Franco, propietaria del Registro Automotor de San Isidro, uno de los más prósperos del país, debe ser investigada por supuesto enriquecimiento ilícito. Una de las máximas de la política es que detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer.
Menem. En el caso contra Menem -iniciado en 2002-, mientras se investigaba al expresidente, el juez Norberto Oyarbide denunció al fiscal y le prohibió acceder al expediente, la causa pasó por siete fiscales en 30 días y el juez fue reprendido por sus superiores cuando quiso absolver al imputado.
El primer fiscal de la causa, Carlos Stornelli, pedía acceder al expediente y el juez lo denunció. Por eso, la causa comenzó a girar por otras seis fiscalías. Fue cuando Oyarbide, que acababa de ser salvado de su juicio político por el peronismo, debió enviar a juicio a Menem, a pesar de haber querido lo contrario.
Fue por orden de la Cámara Federal. Pero la suerte del riojano volvió a acompañarlo. La causa durmió en los Tribunales Orales durante siete años y terminó prescribiendo. Hace unos meses, el tribunal que debía juzgarlo originalmente, advirtió por escrito que si la causa no era enviada a otro tribunal oral iba a prescribir.
Las causas por delitos de lesa humanidad, postergadas durante décadas por acuerdos políticos-militares, son la prioridad de los tribunales orales, por iniciativa del Gobierno y orden de la Corte Suprema.Por eso, las causas de corrupción quedan en un tercer plano de prioridad, explicaron a PERFIL en los tribunales orales.
La segunda prioridad es acelerar las causas que involucran a detenidos, sobre cuya libertad o encierro se debe decidir. En tanto, la Presidenta todavía no aprueba el nombramiento de jueces, que escasean por los tribunales.
En septiembre de 2006, finalmente, Stornelli, otra vez a cargo de la causa, pidió que se la eleve a juicio, que terminó iniciándose en septiembre último. Ahora, la fiscal León, evalúa si va a apelar la decisión del Tribunal de absolver a Menem.
Hay otras causas sobre casos de corrupción que aguardan desde hace años: los sobresueldos menemistas, el Megacange de Domingo Cavallo, la venta del astillero Tandanor y casos contra los exfuncionarios menemistas Raúl Granillo Ocampo y Armando Gostanián, también por enriquecimiento ilícito.
Los tribunales orales dicen que la responsabilidad de que las causas prescriben o terminen en absolución es de los juzgados y fiscalías que investigan las causas, porque “lo hacen mal” y “tardan mucho tiempo en elevarlas a juicio”. Los jueces y fiscales federales entienden que los tribunales “dejan prescribir” los expediente. El resultado es el mismo: Menem y Kohan zafaron.
(*) Periodista de diario PERFIL. Especial para Perfil.com