POLITICA
El detrs de escena en la Quinta de Olivos

Conozca la intimidad de la conferencia de Cristina

Funcionarios sonrientes, periodistas distendidos, sanguchitos, masitas y café. Los detalles de la antesala y una imperdible Galería de imágenes. Galería de fotos

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| Cedoc

Sanguchitos de miga, masitas, café. La antesala de la primer conferencia de prensa de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tuvo un clima distendido, funcionarios nacionales sonrientes, y una perra presidencial que jugueteó entre los periodistas nacionales y extranjeros.

La previa comenzó pasadas las 15 de hoy, cuando un minibús trasladó a los periodistas acreditados desde la puerta de la Quinta de Olivos hasta la Sala de Convenciones, a 200 metros. Antes de entrar al salón varios mozos convidaron café, sanguchitos de miga, masitas y las siempre populares tortas fritas.

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Mientras Catalina, la perra boxer del ex presidente Néstor Kirchner, correteaba, jugaba, movía la cola y conseguía que algún mozo le convidara un sanguchito, algunos periodistas nacionales mataron el tiempo libre entrevistando a sus colegas extranjeros, o a unos sonrientes funcionarios, como el ministro del interior, Florencio Randazzo, y el nuevo jefe de Gabinete, Sergio Massa, que se mezclaron entre ellos, aunque evitaron proferir declaraciones de peso. 

Veinte minutos antes de las 17, la prueba de sonido y micrófono anunció el inminente comienzo de la primera conferencia de prensa después de ocho meses de gestión de la Presidenta, y de 62 meses desde que su marido Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003. Minutos después comenzaba la tan esperada rueda de prensa.

Al final, la falta de tiempo hizo que los acreditados, 150 según contó el vocero presidencial Miguel Núñez (que debutó en su cargo atendiendo a la prensa, a pesar de que está en el desde tiempos de Néstor), se quedaran con las ganas de preguntar. Los movileros de radio expresaron su enojo porque sólo una emisora tuvo acceso al micrófono y fue, justamente, la oficialista Radio 10.

Después, un remolino de periodistas se aglutinó a Cristina antes de que deje el salón, para conseguir alguna declaración de último momento. No lo lograron: la presidenta salió por la puerta de atrás y dejó a todos con las ganas de preguntar. Para calmar el hambre de los medios, los mozos de la Rosada recargaron el catering y el agape se cerró con sanguchitos de miga, masitas y café, tal como había comenzado.

(*) redactor de Perfil.com, desde Olivos.