El silencio calculado de la ex presidenta potencia la ausencia de relato oficial, frente a una crisis que alterna entre financiera, económica, política y social. Se trata de una situación para la que el Gobierno no parece encontrar culpables, ni explicaciones muy claras. Después de una tanda de cambios en el gabinete, la principal reacción en la Casa Rosada sigue siendo su optimismo a prueba de balas. Contra Cristina Kirchner estábamos mejor.
Cerca de Mauricio Macri afirman que competir con la actual senadora en 2019 sería el escenario ideal para Cambiemos. Esa rivalidad, estiman en la Rosada, potenciaría las chances de Macri en un hipotético ballottage. Pero en los últimos días no hubo una decisión comunicacional de subirla explícitamente al ring de la retórica. O al menos no existió la intención de hacerlo con mayor énfasis que el habitual.
“No negamos que hay dificultades, que hay complicaciones, porque por supuesto recibimos una economía con severos problemas estructurales que estamos en camino de corregir”, afirmó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, durante su exposición del miércoles pasado en el Senado. Fue uno de los pocos momentos en los que el estratega de Cambiemos señaló (sin demasiada saña) a la herencia recibida. El faltazo de Cristina Kirchner a la sesión también le restó clima polarizador a la performance de Peña.
“Ojalá se presente, pero es imprevisible”, opina un asesor presidencial. “Ella tiene un techo fijo y facilita la división del peronismo”, se entusiasma un vocero de la tribu política que habita la Rosada. El sector liderado por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, sin embargo, está más concentrado en la negociación por el Presupuesto 2019 que en las especulaciones electorales.
Sus dirigentes tampoco tallan en la agenda económica de Cambiemos. Si bien el Gobierno anunció la ampliación de la mesa política, como un gesto para descomprimir cierto malestar interno, el grupo de Frigerio y Emilio Monzó prácticamente no influye en el rumbo macro. Esa hoja de ruta la lidera el ministro Nicolás Dujovne, con la asistencia del presidente del Banco Central, Luis Caputo.
Con Cristina Kirchner corrida del centro, limitándose a difundir sus observaciones críticas vía Twitter y con apariciones esporádicas en el Senado y en el Instituto Patria, gran parte del sistema político entró en una especie de pausa. Especialmente tras el renacimientos de una versión: que la ex presidenta se podría candidatear en 2019. Sus seguidores más leales alimentan esa posibilidad con encuestas ad hoc y un nuevo mantra: el techo de Cristina es una construcción mediática.
Ante esa fantasma, el macrismo espera novedades, mientras extraña la vieja rivalidad con el kirchnerismo. Un radical que nunca confió en Cambiemos resumió esa expectativa: “Si hoy fueran las elecciones, con tal que no vuelva Cristina la gente es capaz de votar a este gobierno”, aseguró Ricardo Alfonsín.
Oposición en guardia
En la oposición, y en medio del escenario de crisis, el peronismo no kirchnerista también quedó en guardia: paralizó sus movimientos hasta contar con más certezas sobre los planes de la ex presidenta. Y hasta Cristina eligió no interferir en la mala racha del oficialismo.
El jefe del bloque cristinista en el Senado, Marcelo Fuentes, lo resumió ante Marcos Peña esta semana en su exposición en el Senado: “Cuando esto arrancó, el clima era uno. Después, en la segunda etapa, era la herencia recibida. Pero resulta que, después de dos años y medio, ustedes están en su propio laberinto”.
Deseada por ambos adversarios, Macri versus Cristina podría ser una salida para ese laberinto. La decisión final estará en manos de la ex presidenta que, aún en su silencio, sigue acaparando las especulaciones para 2019.