El flamante jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, consagró ayer su gestión con el primer gesto concreto hacia la Iglesia luego de las críticas que recibió el kirchnerismo desde la Conferencia Episcopal hace veinte días. Lo hizo al designar a cargo de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) a Juan Carlos Molina, un sacerdote de la provincia de Santa Cruz a quien conoce desde hace años. La designación refuerza en el Gobierno el sello religioso de Capitanich en el gabinete.
Ayer, en la misma senda de diferenciación con sus antecesores, el jefe de Gabinete visitó la Sala de Periodistas de la Casa Rosada, donde adelanto que está “trabajando en un software para tener información on line y hacer un seguimiento de los ingresos y egresos” del Presupuesto Nacional. Las acciones de Capitanich se enmarcan en lo que adelantó PERFIL en su última edición: el ex gobernador de Chaco comenzó a ejercer en toda su plenitud el control general de la administración del país con el poder que le delegó Cristina por lo menos hasta marzo.
En su segunda semana como jefe de los ministros, Coqui se mostró tan activo como en la primera, con conferencias de prensa que arrancaron muy temprano. Incluso ayer se lo vio hablar con periodistas a primera hora al otro día de haber cumplido 49 años y festejado hasta entrada la noche en la intimidad de su casa, junto a sus dos hijas. “Guillermina y Jorgelina gracias por estar siempre. Ustedes hacen que cada año de vida, sea una hermosa celebración”, les agradeció públicamente desde su cuenta de Twitter.
Ellas, que estudian en la Ciudad desde hace años, lograron encontraron refugio y contención lejos del Chaco natal en Fernanda, su madrina, una kinesióloga que las cuida y tiene excelente relación con la familia de Coqui. De hecho, luego de la ceremonia del pasado 20 de noviembre en la Casa Rosada, en la que Capitanich juró frente a Cristina Kirchner como jefe de Gabinete, Fernanda fue la única que estuvo en la foto oficial junto al ex gobernador y sus propias hijas, a las que visitaba con asiduidad cuando vivía formalmente en Chaco. En su entorno aseguran que ella es la “tutora” de las nenas, vive con ellas y las cuida como si fueran sus hijas.
El Diario Norte de Resistencia, Chaco, publicó hace dos días el testimonio de una de ellas, Guillermina (19, la más grande), donde confiesa que para su cumpleaños le prepararon una comida íntima, que le “encanta” a su padre: empanadas, chipá y una picada de entrada. Las chicas, que son hijas del matrimonio que tuvo con la diputada Sandra Mendoza –que, aunque estuvo invitada a la asunción de Coqui en la Casa Rosada, decidió no dar el presente–, le regalaron a su padre, junto al novio de la mayor, dos perfumes por su cumpleaños: Black XS de Paco Rabanne y el último de Gucci. Capitanich dejó trascender que hoy tendrá varias reuniones.
A la mañana recorrerá los museos porteños acompañado de Jorge Coscia, secretario de Cultura. La semana que viene recibirá a Mauricio Macri, lo que podría significar un cambio en la relación entre el gobierno local y nacional.