El ministro del Interior, Florencio Randazzo, agita la interna del Frente para la Victoria. A una semana del “reto” que recibió de legisladores ultrakirchneristas por criticar a su contrincante, Daniel Scioli, el precandidato decidió redoblar la apuesta. Disparó con munición gruesa. Dijo que el gobernador nunca estuvo comprometido con la política, que es un hombre de los 90, y que por alguna razón oculta no presenta su declaración jurada.
La estrategia del gobernador es no responder a los cuestionamientos de Randazzo. Sostienen en su entorno que está primero en todas las encuestas y que las críticas, por ese fenómeno “amianto” que tiene, agigantan su figura.
Pero la catarata de dardos que le disparó Randazzo a Scioli causó malestar en algunos sectores. Por ejemplo, entre aquellos que escucharon de boca del ministro que le importa poco lo que digan los dirigentes de su partido. “Si no tiene el respaldo de los dirigentes, cómo va a hacer para ganar”, se preguntaron en diálogo con PERFIL. Además, fuentes de la Casa Rosada aseguraron a este diario que provocó el enojo presidencial que se atribuyera el respaldo de Cristina Kirchner. “Cristina me dijo que el candidato soy yo”, reveló la semana pasada. Días después, cuando le insistieron con esto, eludió: “No voy a responder”.
Pero el randazzismo insiste en que su líder no es lo mismo que el gobernador. Y que esas diferencias hay que expresarlas. Otros creen que precisa de las críticas para seguir creciendo en las encuestas. Lo cierto es que el ministro no va a aflojar.
Ayer disparó sobre Scioli: “Es un deportista que fue famoso en los 90 y ustedes (por los medios) lo quieren hacer el Bill Clinton”.