Es la segunda vez que Cristina Kirchner pone pie en la venezolana isla Margarita. Estuvo allí como primera dama en abril de 2007, durante la I Cumbre Energética Sudamericana. “Esta reunión nos permitirá profundizar no sólo los vínculos de carácter político, sino comercial entre los dos continentes; sabemos que Africa necesita de mucha ayuda y que también puede brindar muchas cosas”, dijo Cristina ayer, al ingresar oficialmente en el predio de la II Cumbre Africa-América del Sur. “Sudamérica y Africa estamos unidos por una matriz histórica, fuimos paridos por el yugo colonial”, precisó.
La Presidenta aterrizó en la isla el viernes por la noche, proveniente de Estados Unidos, donde participó de la Asamblea de Naciones Unidas y de la reunión del G-20. “Hoy tenemos la expectativa de plantar en este siglo XXI un nuevo tipo de vinculación entre los pueblos, basado en la cooperación y no en la subordinación”, dijo, escoltada por la embajadora argentina ante Caracas, la ex diputada Alicia Castro.
A pesar de las buenas intenciones del cónclave multilateral, que concluye esta tarde, Cristina tuvo que ingeniárselas –y deberá seguir haciéndolo hoy– para evitar fotografías que la dejasen “pegada” a presidentes africanos invitados por el anfitrión, el presidente venezolano Hugo Chávez, muchos de ellos con denuncias de violaciones de los derechos humanos y artífices de gobiernos nacidos de golpes de Estado.
La mandataria no olvida que en 2008 la Casa Rosada se expuso a una lluvia de críticas por haber recibido con honores a Teodoro Obiang, dictador de Guinea Ecuatorial desde 1979, que también está en la isla Margarita.
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