El gobierno de la presidenta Cristina Kirchner luce prematuramente deteriorado y el mejor relanzamiento sería cambiar el estilo heredado, reconocer el error de las retenciones móviles a las exportaciones agrícolas, y de paso oxigenar su gabinete, incorporando nuevas caras, que impriman otro dinamismo y otra confianza.
Luego del sorpresivo discurso de la Presidenta del miércoles hay lugar para el optimismo: ella convocó a "debatir y discutir en un marco democrático", sin rencores, ni antagonismos ni falsas divisiones. Las entidades ruralistas harían bien en dejar de lado el tono de barricada habitual de Cristina (el único que al parecer puede utilizar) y concentrarse en el contenido conciliatorio del mensaje.
Su marido, Néstor, no habló en el accidentado acto de asunción como nuevo presidente del Partido Justicialista. Habría sido mejor que dijera qué piensa para evitar luego eventuales malentendidos pero se supone que está de acuerdo con las palabras de su esposa y sucesora. Ya algunos colaboradores de la Presidenta han salido a admitir que si el núcleo del reclamo ruralista es el nuevo esquema de las retenciones móviles, que eliminan las ganancias de los productores a partir de determinado precio internacional de la soja, el gobierno está dispuesto a debatir ese tema.
Es un buen punto de partida, aunque llega algo demorado: desde el 11 de marzo, la Argentina y los argentinos estamos perdiendo tiempo enfrascados en un conflicto evitable, con el riesgo de que reaparezcan viejas antinomias y divisiones que forman parte de lo peor de nuestra historia común.
El gobierno, con sus fuerzas de choque, en el doble sentido físico y verbal, ha hecho todo lo posible para dividir a las cuatro entidades ruralistas apelando a aquellas viejas antinomias. No lo ha logrado y eso ha sido gracias a la madurez de la dirigencia del campo y a que los sectores medios de las grandes ciudades no han entrado en el jueguito oficial.
Ahora, parece ser el tiempo de volver a dialogar, en procura de un arreglo donde no haya ni vencedores ni vencidos. El nuevo aniversario patrio del 25 de mayo ofrece una buena oportunidad para firmar la pipa de la paz.
* Editor del diario Perfil.