Cristina Fernández de Kirchner retomó la iniciativa política que había perdido hace 90 días y le dio un destino más o menos cierto a los ingresos extras que obtendrá el Estado con el nuevo esquema de retenciones a las exportaciones de soja.
Además, pidió "perdón" a los que pudiera haber ofendido durante el prolongado conflicto con el campo e hizo una lista de los logros de sus primeros seis meses de gobierno. Utilizó un lenguaje que no fue agresivo y abandonó el estilo de barricada.
Todo eso le ha servido para irradiar confianza en sus colaboradores, tanto que algunos especulan ahora con que el relanzamiento de su gobierno, que incluiría cambios en el gabinete y un reparto de roles más favorable para la Presidenta con relación a su marido, Néstor, podría darse el 9 de Julio.
Hay que recordar que esa segunda etapa iba a comenzar el 25 de Mayo, pero fue postergado por la guerra con el campo.
Para el campo, el discurso de Cristina de Kirchner implica un cambio de escenario. No pueden discutir el destino de los fondos extras, como bien admitió Luciano Miguens, de la Sociedad Rural, dado que eso es un atributo del gobierno, que contempla una ejecución descentralizada, con la participación de gobernadores e intendentes, una manera de ganarse el apoyo de estos actores, que están siendo cuestionados por sus bases locales.
Pero, como el campo aporta esos fondos extras, sí tiene legitimidad para plantear un debate sobre ese tema. Deberían, claro, encontrar el modo de hacerlo involucrando al resto de la sociedad, que es la manera cómo se defienden en política los intereses sectoriales.
Antes de eso, la pulseada entre el gobierno y el campo tendrá otra etapa, que es la convocatoria del Ombudsman para ensayar una suerte de mediación. Habrá que ver si Cristina ha preparado alguna jugada creativa o seguirá con la tosudez de no enviar a nadie.
*Editor del diario Perfil.