POLITICA
Diario Libre

Cristina se olvidó quién es Soria

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Las diferencias internas existen en todos los partidos. Son saludables, y en general refieren a discusiones sobre la manera de implementar un mismo plan. Cuando esas diferencias se transforman en grietas insalvables, un sector termina tiñendo al otro: si alguien acusa, por ejemplo, a un candidato de colaborar con un criminal de guerra nazi y luego el partido en su totalidad lo abraza y justifica, es obvio que las diferencias desaparecieron.

¿Y qué sucede entonces? ¿El nazi se democratiza o el partido se nazifica un poco? ¿Cuáles son las alianzas tolerables que no desnaturalizan posiciones tomadas? ¿De qué modo seguir siendo fieles a su propia máscara? En la edición del domingo del Boletínoficial/12 –el día de la elección en Río Negro–, Horacio “Cachorro” Verbitsky califica al candidato oficial Carlos Soria como “lo peor de la década menem- duhaldista, reciclado de ocasión”.

El Cachorro acusa a Soria de haber boicoteado indagatorias del juez español Baltasar Garzón contra represores argentinos, de haber afirmado que no había pruebas contra la sustracción de menores en la dictadura, de amenazar a jueces y camaristas federales de la Capital y de haber convencido al entonces presidente Menem de que Erich Priebke, el responsable de la masacre de 335 personas en las Fosas Ardeatinas de Roma, “era un buen tipo”. El Cachorro ilustra su nota con una fotografía social en la que Priebke y Soria comparten, sonrientes, una sobremesa.

–Era hora, lo felicito. Yo me imaginaba cómo era el final, pero no pensé que iba a ser tan bueno –le dijo Cristina Kirchner a Soria después del triunfo, según palabras del gobernador electo.

Cristina fue quien denunció al mismo Soria que ahora felicita por espiar a su familia cuando el rionegrino dirigía la SIDE del gobierno de Duhalde.

Pero ya lo había olvidado algún tiempo atrás, cuando envió a la hermana de Él y al vice de Ella para apuntalar la campaña provincial. Anoche Florencio Randazzo llegó a General Roca a abrazarse con Soria enarbolando los dedos en ve, y por la mañana Aníbal Fernández calificó de “histórico” el triunfo.

Carta Abierta aún no ha expresado su alegría, y García Aliverti escribió sobre Clarín. Hay nazis propios y nazis ajenos, claro. “Un río de votos”, tituló el lunes el Boletín. Qué chicos simpáticos, siempre haciendo juegos de palabras.