POLITICA
Adelanto exclusivo de la Revista Fortuna

Cristina y Bush en la burbuja

El editor ejecutivo de la principal revista de economía y negocios compara las circunstancias por las cuales atraviesan los dos presidentes.

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| CEDOC

Trazar una comparación entre el anuncio del gobierno argentino sobre el pago al Club de París y la decisión del gobierno norteamericano de salir al rescate de los gigantes hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae por el estallido de la burbuja de los créditos hipotecarios puede parecer disparatado.

Como cualquier comparación entre desiguales, carecería de toda duda o misterio en cuanto a su resultado. No se trata entonces de comparar datos históricos ni estructurales, y ni siquiera la coyuntura propia de estos anuncios: los casi 7.000 millones de dólares que destinaría la Argentina quedan reducidos a la nada ante los 200.000 millones de dólares a los que recurre el Tesoro de Estados Unidos y, de hecho, con lo que Bush destina a evitar la quiebra de sólo dos entidades se podría pagar toda la deuda argentina y sobraría una fortuna.

Pero las respuestas que los mercados le han dado a uno y otro tienen puntos en común, aun cuando los dos presidentes se encuentran en momentos opuestos de duración de su mandato. Lo que en otra época podría haberlos fortalecido hoy desnuda debilidades.

En los primeros días de gestión de Cristina, anunciar el pago total al Club de París pudo haberse leído como una muestra de la vocación oficial por reinsertarse en el mundo y transmitir sensación de certidumbre económica e institucional. Después de estos diez meses aquel efecto pretendido duró lo que un suspiro breve. Por las formas y la oportunidad elegidas, la Argentina apareció frente a los mercados como un comensal endeudado que en la cena con sus acreedores decide encender un habano con un billete de cien dólares, para sobreactuar solvencia. De ahí al desplome de la cotización de los bonos y la suba del riesgo país hubo apenas un par de pasos. Por qué el mundo financiero no iba a pensar que ese era el único billete y que se intentaba que el FMI no pudiera comprobarlo al monitorear la billetera? ¿Por qué pensar que la Argentina irá en camino de normalizar el INDEC para dejar de defaultear en cuotas a los tenedores de los bonos de su deuda?

Ni tanto ni tan poco, quizás. Pero quedó claro que cuando el viento viene de cola hasta un plano inclinado cuesta arriba puede transitarse con la levedad de una pluma mientras que ni el viento en contra alcanza para ponerle freno al descenso cuando una pendiente se hace pronunciada.

Lo comprueba el propio Bush, en el ocaso de su mandato. Desde el 24 de julio de 2007, cuando los analistas identificaron el primer día negro de esta temporada, su gobierno comenzó a inyectar miles de millones de dólares por etapas para tranquilizar los ánimos propios y europeos. Por entonces, y aun en un gobierno con fecha de vencimiento, aquellas dosis parecieron señal suficiente para demostrar, al menos, que se contaba con el poder y la capacidad de reacción necesarios como para evitar que la crisis se fuera de las manos. Y para que los analistas pronosticaran que la incertidumbre se iba a prolongar hasta marzo de 2008. Hoy, cuando pesan más los vaticinios recesivos de Alan Greenspan que los recortes de tasa de Bernanke en la Reserva Federal y cuando hasta el propio candidato McCain comprueba en las encuestas que pegarle a la credibilidad de Bush puede redituar en votos, la inyección de todos los dólares rescatistas juntos apenas le baja la fiebre al enfermo, en el mejor de los casos. ¿Por qué no pensar que destinar casi el equivalente a toda la recaudación agropecuaria del año que sería de u$s 190.000 millones para parar la crisis es una señal de gravedad extrema, de manotazo desesperado?

En Bush, el mundo económico ve debilidad...mientras el dólar se fortalece. A Cristina, pagar no la hace más confiable que cuando la Argentina no paga. Parece instalada la percepción de que cualquier decisión tiene más de necesidad, de la realidad que no deja otra alternativa, de reacción y no acción, que de convicción. Hasta se duda de que efectivamente se le vaya a pagar al Club de París ahora que el anuncio no consiguió el efecto buscado.

La incertidumbre que hasta recién provocábamos en el mundo los países emergentes, hoy se origina en la poderosa economía norteamericana o en la Unión Europea. La zozobra que hasta hace poco despertaba en los mercados la suba en el valor de las commodities agrícolas y el aumento del precio del petróleo hoy es culpa de esas mismas commodities que bajan y del crudo que muestra valores alejados del record. Creer o reventar. Como una burbuja.

(*) editor ejecutivo de Fortuna