Desde la localidad rionegrina de Catriel, a 743 kilómetros de Viedma, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el titular de la CGT, Hugo Moyano, se unieron en críticas contra la oposición. Llamativamente la mandataria fue aún más feroz que el camionero a la hora de arremeter contra el arco antikirchnerista.
Sin vueltas, CFK acusó a los opositores de ser unos arrastrados. " Siento una inmensa pena porque la política no puede ser arrastrarse atrás de los intereses concentrados de la economía", disparó la Presidenta, que acusó a sus críticos de “votar antes de 2003, cualquier cosa en contra de los trabajadores”.
En ese sentido, aseveró que tanto ella como su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, "Jamás miramos de qué color es un gobernador a la hora de hacer obras". Cientos de personas la aplaudían bajo el intenso sol, con pancartas que decían “Gracias Cristina y Pichetto”, por el titular del bloque de senadores K, líder del peronismo provincial.
Ante la atenta mirada de Néstor Kirchner, que cancela viajes al exterior por UNASUR pero no pierde oportunidad de salir de campaña por el interior del país, el titular de la CGT complementó las palabras presidenciales y convocó a "no dejarse engañar por los cantos de sirena" de la oposición, al tiempo que exigió a los empresarios "que le den a los trabajadores la participación por el sacrificio que hacen".
El camionero tomó como blanco de sus críticas a la diputada de la Coalición Cívica, Patricia Bullrich, ex ministra de Trabajo de la Alianza. "Quien propone los aumentos [en las jubilaciones], es esa señora que tuvo el tupé de rebajar no sólo a los jubilados, sino a los empleados públicos el 13 por ciento", lanzó cuestionando la iniciativa opositora para subir las jubilaciones.
“Aquellos que privatizaron las jubilaciones son los quieren engañar a la sociedad, hacernos creer que a los jubilados se les puede dar el 80 por ciento", sostuvo Moyano, quien afirmó que de aprobarse el 82% móvil se fundiría la caja del Estado.