Pese al fuerte lobby de los bonistas de Wall Street contra el gobierno argentino, Barack Obama se sentó hoy al lado de Cristina Kirchner en la cena de los presidentes del G-20 en Seúl. Sea fruto de la casualidad del protocolo en ese evento o no, se trata de una nueva imagen que vuelve a confirmar la obsesión de la Presidenta por acercarse a su par estadounidense, aunque sea por las fotos.
Apenas asumió Obama en enero de 2009, Cristina le envió un pedido de audiencia. Pero el primer mandatario de Estados Unidos no respondió. A la semana, Obama comenzó una ronda de llamados a sus pares latinoamericanos. Llamó a la chilena Michel Bachelet, al brasileño Lula da Silva. CFK fue una de las últimas en la región en recibir el primer contacto teléfonico con el nuevo jefe de Estado de la gran potencia mundial.
Pero para esa llamada Cristina tuvo que esperar dos meses, porque la presidenta lo felicitó por carta cuando había ganado las elecciones y en esa misiva ya expresaba su deseo de conversar. Es que la Presidenta se encontraba en Cuba reunida con Raúl Castro, un archienemigo de la Casa Blanca, cuando Obama asumía.
Más allá de respaldar la intransigencia de la Argentina respecto a Irán por la causa AMIA, el Gobierno de los Estados Unidos no mostró en estos casi dos años de gestión la intención de mantener un encuentro directo con sus pares argentinos.
El 3 de abril del año pasado, esa distancia quedó en evidencia cuando Obama esquivó y evitó saludar a Cristina cuando los presidentes realizaban la foto oficial de la Cumbre del G-20 en Londres. El 'oso' dio la vuelta al mundo en aquella oportunidad.
En febrero de este año hubo otro pequeño cortocircuito. Obama cuestionó en una entrevista con laCNN ciertas políticas de los gobiernos de la región y Fernández de Kirchner respondió a esas críticas.
Sin embargo, en abril la Presidenta cumplió su sueño y pudo tener su media hora en privado con el presidente de Estados Unidos. Fue durante la Cumbre de Seguridad en Nuclear en Washington. En el breve encuentro apenas se tocaron temas estratégicos del continente en materia de seguridad.
A finales de setiembre, los dos mandatarios compartieron una cena poco después que Obama elogiara el rol de las Madres de Plaza de Mayo en un discurso ante la Asamblea General de la ONU. CFK agradeció el gesto y luego los dos compartieron una comida de gala junto a otros presidentes. La relación entre ambos pareció descomprimirse.
Así fue como la semana pasada, el jefe de Estado norteamericano llamó a Cristina para darle sus condolencias por la muerte de su esposo. En la Casa Blanca no olvidan la Cumbre de las Américas de Mar del Plata que incomodó a George Bush durante la presidencia de Néstor Kirchner, y quizás ahora Obama cena junto a Cristina sin aquellos turbios recuerdos.