POLITICA
Tiempo de elecciones

Cuando la política paraliza a la economía

La carta a los lectores del director de Fortuna.

La foto de campaña de Insaurralde, Cristina junto al Papa Francisco en Río.
| Télam

Si para Napoleón la conquista de París bien valía una misa, para Cristina Kirchner la posibilidad de ganar algunos votos para su candidato a diputado Martín Insaurralde justificó un viaje mendicante a Río de Janeiro para una “foto oportunidad” con el Papa Francisco, aquel arzobispo de Buenos Aires a quien trataba con desdén.

Es que cambiaron muchas cosas en los últimos meses: por un lado, Jorge Bergoglio sucedió a Benedicto XVI y su carisma no deja de crecer en todo el mundo, en su país en primer lugar; por el otro, ni los encuestadores más oficialistas mentan ya el 54 por ciento de los votos obtenido hace menos de dos años; la popularidad de Cristina cayó mucho y tiene que pelear voto a voto para que su candidato no pierda en la provincia de Buenos Aires, donde los sondeos para las internas del 11 de agosto lo ubican en el segundo lugar, detrás del díscolo intendente de Tigre, Sergio Massa.

Buenos Aires ha pasado a ser tan importante para el kirchnerismo no sólo por su peso electoral relativo sino también porque un triunfo allí es vital para contrarrestar los resultados que se anticipan negativos en el resto de los grandes distritos como Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Tanto es así que el gobernador Daniel Scioli aparece ahora como el jefe de campaña de Insaurralde. Ver para creer: hasta hace poco, Scioli era zamarreado cada dos por tres por los kirchneristas.

La situación política es tan novedosa e incierta que no podía dejar de impactar en la economía; claramente, como indica la nota de tapa de FORTUNA, empresarios y analistas consideran que este año ya está terminado con relación a las decisiones de inversión. Algunos hombres de negocios están nerviosos; son los que están siendo favorecidos por el modelo nacional o popular o por las decisiones discrecionales de sus principales exponentes; otros lucen esperanzados: piensan que la situación puede cambiar, luego de las elecciones de octubre o, más probablemente, en 2015, con otro Gobierno.

Unos y otros coinciden en un punto: a esta altura, la Presidenta no tiene posibilidades de una nueva reelección.

*Editor ejecutivo de revista FORTUNA.