Días antes de la última foto con Daniel Scioli y la frase de Palito Ortega que disparó “Qué dupla Scioli y Massa en la provincia de Buenos Aires. ¿Quién los para?”, Sergio Massa había recibido el informe final de los expertos norteamericanos en campañas electorales.
Además de recomendarle no candidatearse como diputado nacional en los comicios de este año, los asesores sugirieron esquivar las fotos junto al gobernador bonaerense por considerar que hoy sólo favorecen al mandatario provincial. Massa no hizo caso, y se mostró una vez más con el Gobernador.
Hoy, para los encuestadores, Scioli sólo representa conflictos. Juntarse con el mandatario provincial es responder por los salarios docentes, por la inseguridad y por la falta de gestión.
En las últimas semanas, las imágenes conjuntas de estos dos dirigentes estuvieron rodeadas de desconfianza. El intendente de Tigre cree que el gobernador utiliza su figura para desafiar al kirchnerismo con una posible alianza en caso de que lo inviten a una ruptura por el no envío de fondos para afrontar el aumento salarial.
Scioli mira el calendario y sólo piensa en estirar los tiempos. Quiere, más que nadie, que la posibilidad de que se habilite la re-re de Cristina Kirchner no se concrete. Aunque muchos lo ven yéndose a su casa en 2015, el mandatario no está dispuesto a resignar todavía su sueño presidencial.
Ahora, Scioli quiere ver a Massa en la cancha, y por ello invita al intendente a competir. Pero el intendente de Tigre vuelve a desconfiar de él, y posterga su decisión.
Scioli también teme por los movimientos de Massa: sospecha que puede concretar una alianza con el kirchnerismo y así dejarlo afuera de toda jugada electoral.
Scioli le pide a Massa que se lance y Massa le pide a Scioli que rompa. Ninguno de los dos quiere mostrar sus movimientos primero y, así, ambos ganan tiempo en la difícil pelea que tendrán contra los K.