—¿Cómo se construyó su acuerdo con Alfonsín?
—Fue un proceso de charlas, la mayoría solos, reservadas, donde fuimos transitando por la visión que tenemos de la Argentina en cuestiones programáticas y también hacia dónde deberíamos y podemos conducirla. Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez son complementarios.
—¿Alguien fue Celestina?
—No. Nos encontramos en la Cámara hace dos meses y dijimos: “¿Por qué no nos tomamos un café?”. La típica conversación de pasillo, pero ambos teníamos certeza de que había que comenzar a construir un proceso de unión. Tuve la suerte de conocer a su padre. Don Raúl me recibió ya con su enfermedad bastante avanzada y en una charla de poco menos de una hora me sedujo. Cuando le pregunté cómo veía la provincia de Buenos Aires, me habló de diálogo y de recorrer, que conozca la provincia profundamente. Me quedó muy grabado.
—Cuando Cobos era el candidato radical con mayores posibilidades, tuvo una relación estrecha con él. ¿Siempre pensó a la UCR como un posible aliado electoral?
—Por sobre las personas, están los grandes partidos. He tenido un vínculo muy estrecho con Julio Cobos. El día que el juez Faggionatto Márquez me procesó, él me recibió en su despacho. Esos gestos los valoro mucho. Con Julio hablamos mucho, y también lo hago con Ernesto Sanz, y lo seguiré haciendo con los dos, personas muy valiosas que aportan a este proceso de entendimiento y de diálogo.
Continúe leyendo la entrevista en la edición impresa del diario PERFIL.