A 85 días del comienzo del conflicto entre el Gobierno y el campo, quedan poquísimos optimistas. Mientras las bases amenazan con profundizar la medida de fuerza y los negociadores oficiales se niegan a ceder, las posiciones parecen radicalizarse con cada segundo.
Pero el economista Manuel Alvarado Ledesma, que acaba de publicar ¿Por qué despreciamos el agro?, de editorial El Ateneo, está entre los pocos que mantienen la esperanza y sostienen que, a la larga, el conflicto tendrá consecuencias positivas.
" La ciudad no puede vivir sin el campo y el campo no puede vivir sin la ciudad. Lo bueno es que lo estamos empezando a percibir”, sostiene Alvarado Ledesma. “ Esperemos que sin dolor y sin ningún tipo de violencia, pero yo creo que va a terminar saliendo algo bueno”, agrega.
La teoría de Alvarado Ledesma, que aparte de sus estudios en economía tiene dos posgrados en temas que tienen que ver con el agro, es que hoy, finalmente, “las cartas están sobre la mesa” y las ideas se están debatiendo.
“ El desprecio por el agro es de décadas, sobre todo desde la intelectualidad que es la que baja línea a las políticas económicas”, argumenta. “Se origina en la idea de que hay que industrializar, de que hay que tener muchas chimeneas”, explica.
Un tema histórico. Alvarado Ledesma sostiene que el proceso que llevó al desprecio actual comenzó cuando, después de la crisis del ´30, el precio de los alimentos cayó abruptamente. Entonces “se decidió salir del modelo agro-exportador” y apostar los recursos a la industrialización.
El economista sostiene, sin embargo, que esta industria “nunca llegó a ser buena porque el mercado local es demasiado chico”. Pero la idea se instaló y para los políticos, dice, se convirtió en una forma de obtener votos. “Abrir una heladera que dice `industria argentina` genera votos, aunque lo que haya en el interior sea todo importado”.
Para Alvarado Ledesma la forma de integrar estos dos mundos es ver a la economía como una cadena de valor. “A partir del agro se pueden desarrollar un montón de industrias y eso no lo estamos haciendo. Ni siquiera somos exportadores de maquinaria agrícola ni de insumos para el agro, que son cosas que se demandan acá”, sostiene.