Guillermo Moreno se va de la Secretaría de Comercio habiendo acumulado una catarata de medidas económicas, comerciales y del sector financiero que en el último año no repercutieron como se esperaba y que, en gran medida, habrían alimentado a su renuncia que aceptó la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Desde que encabezó la intervención del INDEC en enero de 2007, Moreno tuvo un sinfín de medidas polémicas con el aval del matrimonio Kirchner. Los sucesivos congelamientos de precios -el último este año- no surtieron efecto en las grandes cadenas de supermercados y la inflación se siguió disparando desde aquel año.
El "pan social" a 10 pesos (pan Felipe) que intentó impulsar el último verano siguió esa línea. Antes quiso imponer precios oficiales en la "carne para todos", "pollo para todos", "cerdo para todos", "merluza para todos", lácteos y hasta el plan "ropa para todos" que tampoco fue un éxito. De hecho, Moreno afirmó hace pocos meses que "la carne hace tres años que no sube de precio" para negar así la evidente inflación en los alimentos básicos.
El Mercado Central se transformó en su bastión logístico, con barra y club propio, y desde allí intentó que los precios oficiales siguieran las cadenas de comercio. No lo logró. Los productos subsidiados eran de menor calidad, se agotaban o escaseaban.
El diputado electo de UNEN, Martín Lousteau, fue contundente sobre la salida de Moreno en diálogo con Todo Noticias: "En estos diez años, ¿qué hizo bien Moreno? Todo le salió mal. Todo. No hubo una sola medida que funcionó. Y sus medidas afectaron gravemente a la economía".
"Clarín miente". Moreno también fue un "soldado" de los Kirchner en la cruzada contre el multimedios. "Papel Prensa, la Verdad" fue un informe que pasó al olvido en su intento de vincular a los dueños de Clarín con la dictadura. La causa judicial por la compra de la papelera terminó en la nada.
En abril de este año, Moreno y Axel Kicillof irrumpieron en una asamblea de accionistas del Grupo Clarín en la sede de Tacuarí. El exfuncionario, a los gritos, quiso defender los intereses del Estado en Papel Prensa.
Misiones en el exterior. Moreno lideró el viaje de empresarios a países del exterior para trazar nuevos puentes comerciales. El más recordado fue a Angola en mayo de 2012. En esa "misión", se anunció la venta de 18 cosechadoras argentinas, pero sólo quedó en anunció oficial. En marzo de 2013 emprendió otro viaje a Angola. En el avión llevó globos de "Clarín miente".
Este año, Moreno anunció otras misiones a Libia y Nigeria, pero el escaso respaldo empresarial hicieron que solo viajara una comitiva oficial muy reducida.
Tarjeta propia. Con otra medida para presionar a los supermercados, el funcionario anunció el lanzamiento de la Supercard (luego bautizada como Moreno-Card), una tarjeta de crédito oficial con grandes "beneficios" de compra: menos comisiones y tasas de financiación más bajas. Pero en un mes solo se imprimieron 1.000 plásticos.
'Blue' fuera de control. Con una cotización elevada del dólar blue, Cristina Fernández le encomendó a Moreno que intentará frenar la subida del dólar paralelo con controles a las casas de cambio y llamados permanentes a las principales "cuevas" financieras.
Su último intentó fueron los "feriados cambiarios", en los que se suspendían las transacciones. Tampoco sirvieron. El dólar en el mercado negro superó los 10 pesos en la última semana.
Blanqueo en rojo. El impulso del CEDIN (Certificado de Depósito para el Sector Inmobiliario) en el blanqueo de capitales fue otro fracaso del ya exsecretario de Comercio. Esos bonos pretendían reactivar la inversión en dólares en el sector inmobiliario y petrolero. Los inversores no creyeron en esa medida.
Incluso Moreno le ganó la apuesta a Ricardo Echegaray (AFIP) y consiguió que la Presidenta prorrogara esa medida. Marta Cascales, la mujer de Moreno, defendió el CEDIN. "Con esto demostramos que el sistema es realmente ágil", señaló Cascales, quien en su rol de escribana asesoraba a empresas para esas transacciones inmobiliarias.
Contra los "monopolios". En otra medida intimidante, Guillermo Moreno envió a España a un grupo de "fiscalizadores" para auditar los últimos balances de Telefónica de España y los acuerdos firmados con Telecom Italia. La visita de Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, bajo su control, coincidió con la posterior venta de Telecom Argentina.