Sin ningún distintivo que los identifique, cientos de camiones circulan por Pinamar dejando su huella en el pavimento de la ciudad. Se trata de vehículos que transportan arena y la mayoría no posee autorización para hacerlo. Al andar, estos camiones viejos van desparramando su carga ilegal y dejando pruebas de un ilícito que sucede desde hace años en Pinamar: el robo de arena.
Según los vecinos, esta problemática que genera ganancias millonarias (el metro cúbico, que luego de un proceso sirve para la construcción, cuesta 80 pesos) y no tributa impuestos se viene realizando con la venia de autoridades locales. En la ciudad balnearia, son dos los corralones señalados: Itar, cuyo propietario es el intendente, Blas Altieri, y el corralón del ex jefe comunal Rafael De Vito. Amalia Altieri, prima del intendente de Pinamar, denuncia ante PERFIL a su propio primo por esta problemática.
“Está sucediendo algo catastrófico. Hay médanos que desaparecen por completo y en pleno día. Se denuncia y nadie interviene”, cuenta Amalia. En la costa atlántica, la polémica por el robo de arena no es nueva. Vecinos, organizaciones ambientales, constructoras y areneras (ver recuadro) denuncian año a año la extracción ilegal de arena.
De acuerdo con la Ordenanza Nº 2.571 de Pinamar, está prohibido todo cambio altimétrico y el traslado de arena fuera del distrito, cualquiera sea su utilización. Sin embargo, mediante denuncias realizadas en la comisaría de la zona, los vecinos presentaron diferentes pruebas comprobando que esta ordenanza no se cumple.
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