La pretemporada de verano que está próxima a iniciarse le servirá al Gobierno para ir ajustando la estrategia de cara a las elecciones legislativas del año próximo. Y hay un punto que ya genera incertidumbre sobre el camino a seguir: qué actitud tomar con algunos de los gobernadores peronistas, con los que no sólo se viene manteniendo una excelente relación sino que también tienen una alta consideración en sus provincias según las encuestas.
En la Casa Rosada, para empezar, ya bajan línea a los referentes locales de Cambiemos para que no confronten con los gobernadores. Y se ilusionan con que la imagen de Mauricio Macri sea suficiente para levantar las posibilidades de los candidatos propios. Una especie de “teoría del derrame electoral”.
En el Gobierno hacen asiduamente encuestas en todas las provincias, y la conclusión a la que arriban es que la mayoría de los gobernadores están muy bien posicionados. “Pero también Macri lo está, en el interior su imagen vuela”, se entusiasma un hombre de la cúpula gubernamental. En la región centro, según sus números, es donde mejor mide Macri. La peor imagen, por el contrario, la tiene en la Patagonia. En el norte levantó (es donde peor le fue en las elecciones) pero hay provincias donde a Cambiemos todavía le cuesta hacer pie.
“La idea es que nuestros dirigentes resalten los positivo que se está haciendo a nivel nacional y que se va a ver más todavía el año próximo, y no que hagan campaña en contra de los gobernadores”, razona otro funcionario que tiene diálogo con mandatarios y con dirigentes de Cambiemos del interior.
Hoy, entre los más cercanos al Gobierno se cuenta al salteño Juan Manuel Urtubey, el cordobés Juan Schiaretti y el neuquino Omar Gutiérrez. También tienen buena llegada Mario Das Neves (Chubut), Sergio Uñac (San Juan), Domingo Peppo (Chaco), Hugo Passalacqua (Misiones), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego).
Hay quienes en el oficialismo hasta llegan a transmitir que hay gobernadores pidiendo pista para armar alianzas locales. Otros dicen, en cambio, que es el Gobierno el que impulsa esos acercamientos. Esto último, sin embargo, generaría tensión con el radicalismo, que en muchas de esas provincias viene manteniendo una férrea oposición a los gobiernos locales.
“Quizás no termina siendo tan problemático. El gobernador tendría su lista de candidatos, que harían campaña destacando la gestión nacional, y Cambiemos tendría sus propios candidatos destacando la gestión nacional”, expresó una tercera fuente con despacho en Casa Rosada. Así, creen que terminarían teniendo un Congreso más amigable. El interrogante es hasta dónde esos gobernadores seguirán acompañando al Gobierno.
La mira, por último, también estará puesta en ex gobernadores en tensión con sus sucesores. Su imagen suele ser negativa, por lo que allí también intentarán hacer hincapié en la pesada herencia.