Fue una noche rara. En un momento dado no se sabía bien el porqué de algunas presencias ni la causa de otras ausencias. Por lo tanto, no debería extrañar que la fallida sesión de la Cámara de Diputados que finalizó en la madrugada del jueves, en la que el oficialismo buscaba con desesperación la media sanción del proyecto de ley del Presupuesto 2011, vaya en camino a convertirse en un escándalo de consecuencias imprevisibles.
Las denuncias de las diputadas Elsa Alvarez y Cynthia Hotton sobre el ofrecimiento de coimas por parte de funcionarios del Gobierno amenazan con ocasionar un terremoto político. “Cuando Carrió dijo lo de la Banelco sabía muy bien de lo que hablaba”, reconoce un legislador opositor que conoce la trama de una noche en la que parte de sus secretos aún no han sido develados. “A mí también me llamaron; y como a mí, a otros. Me ofrecieron 50 mil pesos; dije que no”, reconoce otro legislador de la oposición, quien (más allá del off the record) debería asumir la responsabilidad de la denuncia formal ante la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja y la Justicia. “Empezaban por 50 mil, pero si uno pedía que le agregaran un cero más, te lo daban”, amplía otro legislador que rechazó la propuesta indecente.