La Corte Suprema cerró una de sus semanas más agitadas de los últimos tiempos a raíz de las consecuencias de su decisión de aplicar el beneficio del 2x1 al represor Luis Muiña. El temblor que la atravesó, que incluyó una multitudinaria protesta en Plaza de Mayo para repudiar su decisión, disparó cruces intestinos y amenaza con modificar definitivamente su funcionamiento interno.
Al menos durante las próximas dos semanas, la Corte Suprema se orientará a escuchar las posiciones de las partes en alrededor de veinte casos similares a los de Muiña. “Se abre un nuevo modo jurídico”, graficaron ante PERFIL fuentes del máximo tribunal, una forma también de ilustrar el impacto de la crisis que precedió al fallo del beneficio del 2x1.
No es el único cambio forzado que se da en la Corte Suprema. En torno al tribunal describen una nueva dinámica de trabajo en su interior: visitas cruzadas entre los cinco miembros del Tribunal, sin previo aviso, reuniones informales y debate constante de los fallos son algunos de los signos de esa nueva cotidianidad. Se imponen la desconfianza y la precaución.
El margen para un nuevo sofocón quedó reducido al mínimo. Ya no hay mayorías claras. Los votos divididos y cambiantes de los últimos tiempos son algunas señales de los cambios. “Es una Corte de transición”, deslizaron desde un sector. Quienes apoyaron la decisión de extender el 2x1 a los represores argumentan que la idea fue apegarse a la letra de la ley, a pesar de que se sabía que la repercusión podía ser negativa.
El fallo Muiña dejó entrever diferencias entre los magistrados. Desde el entorno del presidente del Tribunal, Ricardo Lorenzetti, aseguran que no fue él quien propuso que se incorporara en el temario, sino que fueron los tres que votaron a favor: Carlos Rosenkrantz, Elena Highton de Nolasco y Horacio Rosatti.
Los firmantes del fallo muestran una mirada diferente: “Si ya estaba la mayoría para votarlo, era porque ya estaba propuesto en el temario. Si el presidente no quiere, no se trata”, cerraron filas. Jorge Rizzo, presidente del Colegio de Abogados y abogado de Lorenzetti, sostuvo en declaraciones a los medios que tanto Lorenzetti como Carlos Maqueda, el otro cortesano que quedó en minoría, sugirieron esperar para tratar el tema. De paso, Rizzo también había sugerido la renuncia de los firmantes. Antes se había entrevistado con Ricardo Lorenzetti.
Mientras que para unos sectores de la Corte la figura de Lorenzetti salió fortalecida, otros consideran que quedó de manifiesto que su poder está más “escindido que nunca” desde la llegada de los nuevos miembros y “que sólo ganó tiempo”, en medio de la contienda que tiene con la diputada Elisa Carrió, quien pidió su juicio político.
“El poder ya no es hegemónico, cambiaron las relaciones. Ahora cada juez habla por su voto y si alguien quiere hablar con la Corte, tiene que hacerlo con cada uno de los miembros, no con uno solo”, deslizaron.
Equilibrios. Esa nueva dinámica también se reflejó en las resoluciones del tribunal. “Cuando salió el fallo de tarifas tildaron a la Corte de kirchnerista, ahora con el fallo Muiña dijeron que es una Corte macrista”, resumieron.
Mientras que algunos marcan a Lorenzetti como el gran ganador de este escenario, a Rosatti como el hombre capaz de disputarle a futuro la presidencia de la Corte y otros a Rosenkrantz como el ideólogo del fallo hay un punto en el que todas las fuentes consultadas coincidieron: Elena Highton de Nolasco fue la más afectada por el impacto del caso Muiña. “Si la repercusión mediática y social la golpeó, los dichos de Miguel Angel Pichetto la terminaron de castigar”, graficaron en relación con las declaraciones del senador justicialista en la Cámara alta.
Tras el fallo del 2x1, Pichetto había dicho que la Corte Suprema perdió el prestigio que tenía en la materia de derechos humanos y dijo que a algunos jueces “habría que pegarles una patada”.
En su última intervención en el Congreso, el senador criticó a Highton de Nolasco y señaló que permanece en su cargo pese a haber cumplido 75 años, la edad límite que fija la Constitución. “Si los jueces no cumplen con la Constitución, estamos irreversiblemente perdidos”, agregó.
Sus palabras rápidamente fueron leídas como un intento para generar vacantes en la Corte Suprema que le permitan al PJ negociar reemplazantes.
Para el Gobierno, la dificultad adicional es que ahora deberá dialogar con los cinco por separado para anticipar sus decisiones.
Milagro Sala y Google en la agenda
La Corte Suprema tiene en su horizonte cercano otro expediente sensible políticamente y cuyas repercusiones también tendrán grandes efectos, cualquiera sea la decisión que se tome.
El caso de Milagro Sala está desde hace una semana directamente para ser analizado por los magistrados. Aunque los tiempos los deciden los jueces, según explican “no hay espíritu para que llegue a la feria”, por lo que podría decidirse, probablemente, durante el mes de junio. En medio de versiones extraoficiales que afirman que la balanza se inclinaría drásticamente a favor de la líder de la Tupac Amaru, desde el máximo tribunal prefieren mantener la reserva y explican que todavía no hay decisión al respecto.
También, en esa pila de miles de expedientes que llegan a la mayor instancia judicial del país hay uno que aseguran que tendrá “impacto global” y que involucra al buscador Google.
El futuro de la jueza. Esta semana, el fiscal federal Guillermo Marijuan imputó a los ministros de la Corte Elena Highton de Nolasco, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz tras la denuncia en su contra por la firma del fallo que habilitó el beneficio del 2x1 para condenados por delitos de lesa humanidad. Marijuan hizo así lugar a la denuncia presentada por el abogado Marcelo Parrilli por supuesto “prevaricato” fallar contrario a derecho, a los tres ministros de la Corte del 2x1. La decisión ahora es del juez Daniel Rafecas, quien deberá resolver si hace lugar al pedido. Hasta ahora, Rafecas siempre se mostró estricto en admitir abrir una causa penal pese a que haya requerimiento del fiscal.